miércoles, 22 de octubre de 2008

El paso del tiempo

Nos sobrevienen lapsus a cada instante. El otro día mismo me encontré con una amiga -Cuanto tiempo sin vernos, ¡¿no?!- Me decía -Bueno, sólo hace un mes- Le contestaba yo al recrear instintivamente las sensaciones de esa última vez. Pero la tía se quedó de piedra -¿Un mes? ¡Si nos vimos en Mayo!- . Y es verdad, al hablar con ella ya no me acordaba del verano. Y en ese me momento uno se da cuenta de cuán rápido pasa el tiempo; los años se consumen y se disipan, y al hacernos mayores esta sensación tiende a radicalizarse. Por eso dicen muchos que al hacernos mayores aumenta nuestra sensación de fugacidad.
Sin embargo todos estos razonamientos son fruto de nuestra imaginación, artífice de la recreación de nuestros recuerdos ¡Tenemos sensación de que el tiempo pasa porque tenemos recuerdos y los juzgamos! En este sentido, y quizás en la línea de cuanto ya destacaba Kant, el tiempo sólo es una sensación 'interior'. Aunque deducir de ello que debe de existir un sentido interno trascendental, fuente de tales sensaciones, me parece a mí que está fuera de lugar.

En definitiva, es fácil encontrar a muchos psicólogos que intentan explicar esta percepción 'subjetiva' del tiempo (pues la objetiva dicen que viene pautada por los relojes). Según mi experiencia sobre el tema me parece que la explicación más precisa viene a ser, a grandes rasgos, como sigue: Cuando más jovenes somos menos capacidad de abstracción tenemos, es decir, al hacernos mayores tendemos a 'vivir' en un mundo más simplificado. En nuestra juventud todo resulta ser mucho más novedoso, estraño, nuestras sensaciones se revolotean alocadas. Esto hace que cuando experimentamos algo nos parezca que sucede más 'rápidamente', en el sentido de que tenemos las sensación de que suceden más cosas ¡Nuestros sentidos fisiológicos estan bajo gran tensión! Ello conlleva, pues, que en nuestra infancia nuestra sensación de tiempo sea mucho más lenta ¡La distancia entre eventos nos parece más distante al reconocer muchas novedades en medio! Pero al hacernos mayores estamos tan habituados a gran parte de lo que vivimos que lo simplificamos, obviando muchísimos matices. Esto hace que cuanto al principio nos parecía rápido, novedoso y alocado, ahora nos parece más lento o monótono; hecho que da pie a que hagamos grandes simplificaciones de nuestra vida. Y entonces la sensación de tiempo nos sabe mucho más fugaz. La sensación de fugacidad nace de simplificar o abstraer cuanto vivimos.

Estas sensaciones 'subjetivas' del tiempo se aprecian claramente en los videojuegos o las películas ¡Qué sensaciónes tan dispares nos despiertan las películas la primera vez que las vemos y luego, cuando ya sabemos de qué va, la repetimos!

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