miércoles, 24 de diciembre de 2008

Europa II

A Napoleón (y en modo alguno a la revolución francesa, que buscaba la fraternidad, la universalidad y floridas efusiones de afectos entre los pueblos) es a quien le debemos el poder presentir ahora una serie de siglos guerreros que no tendrá igual en la historia: el haber entrado en la edad clásica de la guerra, científica y al mismo tiempo popular. Napoleón dio pie a pensar la guerra en grande (Por los recursos, los talentos y la disciplina que en ella han de emplearse). Los siglos futuros mirarán con envídia y respeto esta edad de perfeccionamiento.
El movimiento nacional, del cual ha de salir esta gloria guerrera, no es más que la reacción producida por los hechos de Napoleón, y no existiría si Napoleón no hubiera existido. A él corresponderá, por tanto, algún día, el honor de haber restaurado un mundo en el cual el hombre viril, el guerrero de Europa, vencerá una vez más al comerciante y al filisteo y acaso también a la mujer mimada por el cristianismo y el espíritu entusiástico del s.XVIII, y más todavía por las ideas modernas. Napoleón, que miraba las ideas modernas y a la civilización en general como un enemigo personal, probó con esta repugnancia que era uno de los principales herederos y continuadores del Renacimiento y volvió a sacar a la luz una faz del mundo antiguo, tal vez la más definitiva, la cara de granito. ¿Quien sabe si gracias a ella el heroísmo antiguo no acabará por triunfar algún día del movimiento nacional y se hará heredero y continuador de Napoleón, que quería, como es sabido, una Europa unida que fuese señora del mundo?


Escrito por F. Nietzsche en 1882

Lo cierto es que si no hubiera sido por la bomba atómica, que impuso esa inquietante paz llamada Guerra Fría, la 2º mitad del s.XX hubiera convertido todo el orbe, incluso más allá, en un inaudito campo de batalla ¡Y aún hoy en el s.XXI! ¿Qué va a suceder ahora? Cierto que esa paz forzada y condicionada por el horror a la destrucción total ha permitido que el comerciante, el filisteo y las mujeres mimadas camparan a sus anchas promovidos por las ideas modernas (los derechos humanos por ejemplo).
Eh aquí una pregunta que se lanza al viento para los espíritus adivinatorios: ¿Hacía donde nos dirigimos? ¿Se ha acabado para siempre el heroísmo antiguo? ¿La virilidad será cosa del pasado? ¿El hombre fuerte y distinguido, el genio, habrá muerto para siempre?

1 comentario:

Anónimo dijo...
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