viernes, 22 de abril de 2022

De como empezar el juego filosófico


Vivimos en una época nihilista, de relativismos y escepticismos. La verdad, a lo bestia, tal y como se ha venerado durante milenios, nos arranca un "bufffff" de desdén; la vemos como una especie de dictadura: un totalitarismo de la inteligencia; un tener que pasar por el tubo de las ideas; un renunciar a nuestros caprichos e inclinaciones espirituales. Hemos sido unos malcriados y mimados. Para qué engañarnos: tenemos un poco de tiranos también, ¿cómo vamos a ser capaces de obedecer? Y la verdad exige obediencia, siempre. Será muy guapa, pero mandona. 


 

Hay algo de paradójico y magnético en todo esto: cuando más nos separamos de ese encanto al vuelo de nuestras fantasías, más parece que se nos acerca a escondidas ¿Tendrá curiosidad la muy traviesa?  ¿O será que siente terribles celos de nuestras mentiras e invenciones?  

Sí, cuando más pasamos de ella más caso nos hace, más nos mira, incluso de vez en cuando parece que quisiera cruzar alguna palabra con nosotros, pero por orgullo calla y disimula. En esto somos completamente distintos a los filósofos idealistas; así esos grandes enamoradizos que fueron Platón y Kant: se pasaban el día persiguiéndola, con regalos, poemas y alabanzas, mientras ella les daba largas por pesados. Y sin embargo por eso mismo insistían -Eh, la verdad nos dice cosas- Se alegraban los pobrecillos.

Cada vez que soltamos un -La verdad no existe- ella se enfada y contrariada no puede evitar dejar de pensar en nosotros. Y mientras piensa en nosotros su deseo crece. Y mientras su deseo crece más se nos acerca a escondidas... y en silencio.  

A la verdad se la atrae contrariándola, negándola, pasando de ella... Pero, ¿y luego qué? 

Con la atracción sólo empieza el juego, ¿qué filósofo ha sabido llevar este juego más allá de esta primera seducción?





 


  

2 comentarios:

  1. A ver, señor cazador, continúas viendo a la verdad como a una presa. Que hay que seducir, que hay que atraer, que necesitas atraer. Sigues pendiente, indirectamente, de ella. (Y sigues creyendo que existe, que también cabria discutirlo un poco) Además, crees que eres tú quien juega, típico ;). Quizá no es que permanezca escondida y de repente se acerque, quizá simplemente, no se acerca. Tal vez, sientes y te convences de que esas invenciones son certezas, y sientes que la tocas. Que casi la cazas. Pero no. Simples ilusiones.

    ResponderEliminar
  2. ¿Veo la verdad como una presa? Es interesante repasar las diferentes maneras que se ha definido y por tanto, se ha "visto" la verdad. Hablaré de ello algún día... a no ser que quieras avanzarte, claro está.

    ResponderEliminar