martes, 16 de septiembre de 2008

La competitividad

El otro dia yo comentaba ciertas impresiones acerca del libro del famoso economista Xavier Sala i Martín. Y sólo eran eso, impresiones. De todas formas (y no lo comenté en el otro post) me sorprendió la poca solvencia con que refuta el comunismo (quizás sea porqué lo considera como algo tan obvio que ni se esfuerza en perder el tiempo argumentándolo), o que dijera que el socialismo y el marxismo fueran lo mismo (estudiando lo que hizo Hitler en Alemania yo tengo mis dudas al respecto). De todas formas es cierto que critiqué un poco el liberalismo capitalista. Pero ello no significa que yo no sea liberal o que esté en contra del capitalismo o bien, que acuse la competitividad como el mal del mundo ocidental. Yo sólo dije que el liberalismo capitalista occidental es un sistema, si bien demostrativo, mediocre, incluso puedo añadir que peligroso.
Bien, estos dias son muchos quienes atienden a la incerteza financiera mundial. Las bolsas se desploman. En USA un banco ya ha caído -Bueno, le han dejado caer porque creen que otras entidades financieras lo absorverán. Y ello comportará cierta limipieza en el sector-. Sin embargo, empiezo a ver signos que me indican que la economia mundial pudiera estar empezando a socializarse (no voy a entrar a desarrollar este tema porque debería perder el tiempo dando un montón de detalles, y éste no es mi trabajo). Pero en la medida que USA vaya perdiendo hegemonia mundial, me parece que la socialización de la economia se hará cada vez más evidente. Es esto bueno o malo? Superemos esta pregunta. Hay cosas más interesantes porque preocuparse.
Yo nunca he creído en los sistemas. Los sitemas están para orientar y hacer frente a distintas situaciones. Pero un sistema, por sí mismo, no vale nada! Una economía fuerte, como una sociedad fuerte, es esa capaz de cambiar, adaptarse, transformarse y con ello, sacar los mejores provechos de las múltiples situaciones que le sobrevengan. Bien, pues, esta es mi tesis.
Cierto es, que puedo tener preferencia por ciertos sistemas porque estos me proporcionan una forma de vivir que me gusta y aprecio, mientras que otros sistemas me incomodan; y si los tuviese que adoptar sería como algo momentáneo. De hecho, por lo que nos ha legado la historia, creo que la república romana tuvo la suerte de poder ser flexible durante un largo período de tiempo (7 siglos). En el momento en que empezó a cristalizarse en un sistema dado (el imperialismo; se empezaron a formar las classes burocráticas) empezó a perder poder, es decir, capacidad de transformación, de innovación, de experimentación; porque implantar nuevos sistemas es, siempre, una experimentación ¡Y cuantas veces ha través de la misma experimentación nos vemos obligados a modificar nuestras ideas originales! Pero eso sólo lo pueden llevar a cabo las mentes más sanas. Los pobres de espíritu, en cambio, como que son dogmáticos e idealistas, se aferran al sistema ¡Pase lo que pase! Como si el sistema les tuviera que llevar de forma incondicional al bienestar absoluto, a la paz perpetua, a la justicia y la verdad misma.
En definitiva, una organización potente es esa que parece caótica, que aprece no tener un sistema fijo: tanto se puede comportar de una manera como, luego, cambiar y comportarse de otra. La contradicción es un síntoma de crecimiento, de poder, de capacidad de transformación. Pero durante siglos en occidente esto no se ha entendido. Y aún hoy en dia cuesta.
En este sentido es cuando podemos empezar hablar de la competitividad o la rivalidad, es decir, el conflicto. Para que haya contradicción es necesario que haya conflicto, tensión, desequilibrio. Esta es la forma en que se manifiesta el poder en la naturaleza ¿Pero qué es necesario para que haya conflicto o competitividad? Para contestarlo de forma rápida: que mínimo dos quieran lo mismo. Entonces (por le principio de conservación de la energía) o bien sucede que uno gana y otro pierde o los dos pierden y se masacran o los dos comparten el objetivo.
Bien pues, en un sistema en competencia pueden suceder, a grandes rasgos, estos tres casos. Y sí, ¡la competitividad puede llevar a todos a la ruina! Cierto es que, quizás éste no sea el caso más probable, pero es probable que suceda.
Un organismo en crecimiento, vigoroso, fuerte siempre es, por naturaleza, de mentalidad competitiva, conflictiva, agresiva, abusiva, arrogante, ambiciosa y hambrienta, voraz (anticristiana para que nos entendamos). Lógicamente los incapaces criminalizan esta mentalidad tachándola de destructiva, precisamente porque los destruye (a ellos) -Fijémonos que estamos ante una valoración moral exclusivamente egoista por parte de los incapaces e impotentes-. En este sentido, un organismo vigoroso sencillamente es competitivo por naturaleza. No hay ninguna relación causal entre competitividad y poder, sinó que el grado de competitividad y conflicto que es capaz de manifestar un organismo (una persona, una sociedad, etc) sólo es un síntoma o una manifestación de su poder. Si no tienes poder, fuerza, energía... ¿Como puedes ser competitivo entonces, y hacer frente a las cosas para dominarlas, controlarlas y poseerlas?
En este sentido mi crítica a lo que expone Xavier Sala i Martín radica en un matiz quizás para muchos algo nímio, pero que me parece bastante significativo: la competitividad no da poder, sino que es un síntoma de poder. Además, la competitividad puede conllevar la ruina completa de un organismo.
Bien pues, observamos que el liberalismo capitalista entiende que la competitividad debe ser la razón de ser del mercado, dando rienda suelta a cualquiera a entrar en el juego. Esto provoca que el sistema económico sea una selva (nada civilizado: las únicas normas que se pueden aplicar son precisamente contra los monopolios o contra la libre acción de mercado). Esto provoca que el mercado sea una selva, como ya he dicho, y por tanto que las probabilidades de que los competidores se arruinen entre sí aumenten. De hecho, lo que en general ocurre es que se generan 'economias mediocres'. España es un ejemplo de eso. Digo mediocres porque son economías abultadas y sobrevaloradas: se sustentan sobre grandes cantidades de dinero ficticio, puesto que en realidad, las empresas, muchas veces, casi no ganan nada por los productos mismos debido a las fuertes competencias. La única forma de hacer dinero es especulando y haciendo bolas con la producción ¡Por esto son tan importantes los economistas; tienen que hacer malabares! Esto ha sucedido con las subprimes (los bancos no ganaban una mierda con los intereses normales así que ha invertarse juegos de manos!); pero han sido muchas las empresas que han tenido que hacer 'magia' para granar dinero, y no sólo los bancos, puesto que el mercado estaba saturado de competencia y los precios andaban reventados. En definitiva, el sistema liberal capitalista ha estado cebando, a mi parece, una economia mediocre y salvaje.
Yo creo que la crisis actual es más profunda de lo que se dice. Creo que esto sólo acaba de empezar. En cualquier caso, en referencia a la competitividad sólo recordar que ésta es vital, pero también puede ser nefasta. Y que para sacar el máximo rendimiento de la competitividad como motor económico no puede existir la la libre competencia, de la misma forma que para el bien del futbol, no es bueno que culaquier equipo pueda estar en la misma liga que el Barça o el Madrid. Los mercados tienen que tener jerarquias y delimitacions competitivas, por que, a fin de cuentas, lo que importa no es ganar dinero, sino crear una economia sólida, vigorosa y capaz de llevar a cabo los más difíciles proyectos humanos.
De todas formas, ante la crisis que se nos avecina cabe recordar que 'Lo que no mata hace más fuerte'.

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