miércoles, 8 de octubre de 2008

Spinoza II

El otro día hablaba acerca de la irracionalidad del sistema filosófico de Spinoza, es decir, su contradicción interna. Sin embargo no nos precipitemos. Si miramos la historia moderna raramente encontraremos a un espíritulibre con mayor rigor lógico y demostrativo. Spinoza, intelectualmente hablando, me parece superior a Descartes; y a Kant por supuesto. Sin embargo su sistema adolece de susodicha ilógica -La sustancia es causa de sí misma y por tanto es omnipotente ¡Y ser omnipotente significa tener una potencia infinita!-.

A mi parecer, como ya comenté brevemente el otro día, esta proposición (la VIII) es un residuo de la mentalidad escolástica (cristiano-platónica), la cual dota a Dios de una voluntad infinita sin más razón que el libre arbitrio divino.

Algunos me han han hecho llegar ciertas reticencias para con especto a mi crítica a Spinoza. Algunos me han dicho que simplemente yo no había entendido la definición I (del causa sui); otros me exhortaban a que me leyera atentamente la definición de finito (Def. II) porque decían que ésta exige, precisamente, que la sustancia sea infinita al no ser causa de nada externo; otros, simplemente, me han hecho llegar que ellos no entendian demasiado bien qué quería decir con semejante crítica, pero que, sin embargo, no conocían a ningún estudioso de Spinoza que hubiera cuestionado la proposición VIII y por tanto, al menos yo presentaba algo interesante y curioso.


Cuando sucenden estos 'toma y dacas' intelectuales, por decirlo llanamente, me pregunto -¿En qué medida es necesario que yo justifique cuanto advierto?-. No sé, si la gente no ve lo que a mi me parece obvio, ese es su problema no el mío. A veces parece que tengo que pedir perdón por darme cuenta de cosas que otros ni sospechan, y pasan por alto. Sin embargo, confieso que me dan cierto placer tales disputas, especialmente cuando sé, por antemano, que tengo las de ganar.


Aquí mismo sólo voy a dar una pista de, hasta qué punto mis razones al criticar la demostración de la proposición VIII son, hoy por hoy, firmes. Eh aquí: si Spinoza tuviera razón el principio de conservación de la energía sería completamente falso. A partir de aquí, que cada cual piense lo que pueda y quien pueda, lo que quiera.

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