Los pobres de espíritu, las inteligencias más mediocres e ingenuas, fácilmente creen y abrazan las ideas que llegan a comprender; eso lo saben muy bien los astutos divulgadores y las empresas editoriales ¡Su máximo esfuerzo consiste en tejer textos comprensibles! Saben que la comprensión les otorgará la aceptación del público.
En el caso de que los pobres de espíritu no se vuelvan dogmáticos y abracen incondicionalmente un sólo tipo de relato ocurre, no pocas veces, lo siguiente: que tomen el libro que tomen acaban por creerse lo que leen en la medida que lo comprenden ¡Se vuelven incapaces de diferenciar y matizar pensamientos, métodos y criterios! Algunos, incluso, llegan a decir -Todo el mundo lleva parte de razón-. Ciertamente éstos ignoran por completo qué es la lógica.
Pero en la medida que un hombre se vuelve intelectualmente superior se vuelve más crítico, más escéptico ante lo que lee ¡No se cree todo lo que comprende! ¡No acepta todo lo que comprende! Ni mucho menos se limita a comprar lo que comprende.
¿Será el escepticismo absoluto un rasgo distintivo de la superioridad intelectual? Es comprensible llegar a pensar eso... pero yo no me lo creo.
RDC:
ResponderEliminarInsisto, eres un provocador, la duda de seguro nos acompañará hasta la muerte.
Saludos
GO
Por eso me gusta la lectura de Cioran, más que un mero escéptico, un destructor. Un extralimitado.
ResponderEliminarPara mí, como comprendieron los que ya sabemos (o no), es algo inevitable. Sin embargo yo sé que valoro mi propia capacidad porque me sirve (y a veces, tiendo, a tono con la depre, la frustración o el vacío cercano; es decir, la falta de sentir junto a uno la vida). Yo la valoro en general (yo en general Vivo y por eso la valoro) como otros valoran la suya (belleza, valor, soltura, fuerza... lo que sea): los que aman la vida y su vida como forma aceptada de la vida. A veces hago valoraciones horizontales: prefiero mi inteligencia a la fuerza del otro (es de mi vida, es mi herramienta para asegurarla). A veces verticales: mi inteligencia práctica a la libresca del otro, la mía más honesta, la del otro traicionera... Pero eso me pasa cuando, por amor a la vida, la mía, monto mi caballo y arremeto, eufórico, lleno de vida... En cambio, cuando estoy reposado, precisamente reflexionando mejor, reconozco que esas jerarquizaciones son improcedentes: porque es normal que la herramienta propia, la única o principal con la que se cuenta para asegurar la vida, simplemente sea la que cada uno use... y a cada uno le sirva... Reconzco que no puedo decidir con certeza quiés llevarán el mundo hacia el futuro y menos al futuro del futuro, y tampoco a qué futuro...
ResponderEliminar(Vaya, hoy estoy pleno! ¿Me das permiso para reproducirlo en mi blog?)
Un saludo.
Ademáa: lo que dices de "lo comprensible" tiene todo mi acuerdo, je... como es obvio... (en el sentido que entendemos ambos en que lo dijiste, claro, je...).
ResponderEliminarCopio y pego del post:
ResponderEliminarPor qué me proclamo ecléctico, ético, prohermètico, ascético, algo acético, escéptico, e ideológicamente aséptico.
- Mi escepticismo quizás es particular. No es que no me crea nada sino que no me lo creo a la primera; en la primera no niego ni afirmo nada. Dudo incluso del grado de mi escepticismo.
Ser escéptico no es no creerse nada. Yo tengo un pequeño puñado de cosas en las que creo, al contrario de lo que es corriente hoy: se rechaza los grandes principios y toda verdad absoluta pero hace suyas miles de pequeñas. Se cree que por ser pequeñas son más al alcance y fácil de aseverar, cuando es al contrario. Que oportuno Chesterton: El que no cree en Dios es capaz de creer en cualquier cosa.
Rdc, en deferencia als teus colegues he traduit el text
Hola Señores.
ResponderEliminarGabriel Otero: ¡Hay que dudar hasta de que existe la muerte! ¿O es que estamos seguros de eso?jejeje disculpa por mi provocación.
Tzaviere: Me recuerdas que aún tengo pendiente estudiarme a Cioran. Gracias.
Carlos: Puedes tomarte lo que te apetezca del blog. Luego me paso a saludarte.
Criteri: "El dogmatisme de les opinions petites"... És un gran títol per un bon llibre, no creus?