sábado, 30 de diciembre de 2023

Reflexiones apolíticas: bienvenidos al teatro.

 ¿En qué extraño mundo más simple, superficial y burdo vive la gente? ¡Y nosotros mismos! La comedia que aquí se representa hace llorar a muchos, que se la toman a drama, o a tragedia; incluso a terror. ¿Quién se puede reír de la obra que se nos representa ante nuestros ojos crédulos y miopes, mientras juegan con los corazoncitos de la gente? Y no sólo con sus corazoncitos.

Pero eh aquí lo más fascinante: no nos damos cuenta de que, no sólo somos espectadores de la farsa, sino que con sólo mirarla también somos inmediatamente actores principales de ella. Hecho que nos deja extraños y dubitativos. ¿Qué atuendo ponernos? ¿Qué papel representar? ¿Y acaso nos lo vamos a creer y tomar en serio? 

Por un lado tenemos los que van de objetivos por la vida. Ciertamente son pocos y temen salirse de  cuanto interpretan de los datos, las normas y leyes. Hacen uno de los papeles más sosos. Pero por eso mismo se creen valiosos e importantes. -Somos impersonales y rigurosos- Dicen con un tono a superioridad moral.

Por otro lado tenemos los cabeza-calientes que defienden una ideología cualquiera por pura convicción: y todo lo ven, valoran, polarizan y consideran en orden a su ideología o religión -tanto da. Si hace falta negar la realidad para defender sus ideas, pues la niegan sin despeinarse. Y siempre usan de la realidad lo justo para justificar y reafirmar tales doctrinas suyas. Al final, para ellos sólo es real lo que sienten con fuerza que es real: sus ideas. Nada más. Con motivo los muy vanidosos se consideran harto importantes y moralmente superiores a otros. Es más, se creen que por ello mismo resulta lícito cabrearse o indignarse contra quienes les lleven la contraria. A fin de cuentas están convencidos de tener toda la razón.  Pues así lo sienten con mucha fuerza... dicen.

Por otro lado tenemos quines no creen mucho en nada, pero viven de los que creen boba y fanáticamente en algo. Ven a la gente como ganado al que manipular y sacar rédito a fin de subir en la escalera social, mientras creen que la vida es más grata y feliz cuanto más suben ¡Pero qué sabrán ellos! En cualquier caso son como Fouché, o cualquier director comercial de una multinacional: tienen sentidos rápidos para percibir hacia dónde se giran los vientos sociales y tomar ventajas de ello. 

Luego tenemos esa masa de gente que sólo mimetiza su entorno, con lo cual cree y defiende lo que esté de moda pensar y opinar, y lo defienden como verdad verdadera. Incluso aunque no crean en ella. Ante la presión social son como plastilina: no aguantan nada.

Luego tenemos a los grandes vanidosos: viven de lo que los demás piensan y cuentan de ellos. Son almas como pompas de jabón: brillantes por fuera vacíos por dentro. Ahí tenemos a los actores, artistas faranduleros, las marujas, mediáticos, políticos y todos los memos que les imitan, soñando con vivir del postureo y la opinión pública, que con facilidad identifican con la cultura. Ciertamente, su vida és un espectáculo curioso y divertido, por vacío.  Sin embargo, cuán importantes se consideran cuando les aplauden y hablan de ellos.  

También tenemos los que trabajan, y toman el papel de trabajadores. Con ello se auto cuelgan el cartel de "ser gente honrada", como diciendo que son socialmente importantes. Esta fantasía moral les permite seguir remando cada día. No se preguntan ni cuestionan mucho sobre nada, más allá de ellos mismos y los suyos. Como todos. Pero eso no lo advierten. 

Luego están los que van de sabihondos, intelectuales, gente cultural y/o académicamente superior. No pocas veces  necesitan tomar el rol de orientadores sociales y fundamentadores ideológicos. Hace 300 años muchos se habrían hecho predicadores cristianos. 

¿Y qué decir de los ricos? ¿Y de los que van de ricos? Andan convencidos de que si tienen dinero es porque se lo merecen. Y ese es su papel, que fácilmente levanta odios, resentimientos y envidias.  ¿Hace falta recordar lo importantes y especiales que se creen? 

También tenemos quienes viven de la pena y la caridad; o simplemente de "las causa justas". Su negocio son las miserias del mundo y la sociedad, que venden a los "vacíos". A cambio de unas monedas les ofrecen gratificación emocional y , también, cierta superioridad moral. Obviamente, rezan en silencio con que las penas jamás terminen ¿Qué venderían entonces? ¿Qué importancia tendría su papel social? Da risa apreciar cómo se excitan cuando "difunden" una tragedia humana nueva. Es como encontrar un nuevo pozo de petróleo.

Lleno está el teatro de actores y bufones. No pocas veces un mismo actor interpreta distintos papeles. La obra es laxa y dinámica, y no pocas veces las escenas pasan de forma loca de una a otra. ¿Qué papel representar en medio de esta farsa? ¿Se van a cabrear si al ponernos en un papel nos reímos? ¿Vamos a tantearlos todos un poco? ¿Cómo sentirnos importantes? ¿Necesitamos sentirnos importantes? Igual queremos crear un nuevo papel y una nueva importancia nunca vista hasta ahora. 

Quizás éste sea precisamente nuestro papel. ¿Cómo no habrá quien se ría de nosotros? Nosotros los primeros. 






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