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lunes, 16 de noviembre de 2020

¿Qué es la ética? ¿Es el universo moral o inmoral?

  Me gusta empezar el curso de ética con una pregunta simple y maliciosa a la vez, -¿Qué diferencia hay entre ética y moral?-. Siempre hay alguien en clase a quien tan "extraños" temas le interesan, y bien se ha leído alguna cosa al respecto o recuerda del curso anterior lo contado por otro profesor, con lo cual me responde algo como -"La ética está relacionada con el estudio fundamentado de los valores morales que guían el comportamiento humano en la sociedad, mientras que la moral son las costumbres, normas, tabúes y convenios establecidos por cada sociedad."  


Estos alumnos, al principio, tienen mala suerte conmigo al ignorar que juzgo tales parafernalias académicas como mero postureo grandilocuente; como un globo lleno de aire viciado. De modo que se quedan de piedra cuando les suelto: -Es la misma diferencia que hay entre agua y water-. En seguida se percatan que estamos ante una cuestión estrictamente idiomática: 

Ética es el término usado por los pensadores griegos y moral fue el término escogido por los romanos a la hora de traducirlo. 

Siendo honestos, no hay mucho más que decir, pero como el lenguaje es harto flexible al tener dos términos sonoramente distintos nos hemos inventado definiciones a conveniencia; con agua y water podríamos hacer lo mismo y no por eso seríamos más sabios, aunque bien podríamos montar cátedras en las universidades y vivir de ello.

Lo importante, entiendo, es que "ética" es usado por los griegos para hablar del carácter, la manera de ser o el comportamiento de las cosas ¡De todas las cosas! Pues para los griegos todas las cosas tienen alma: los astros, los ríos, las montañas, las plantas, animales, personas, sociedades, etc; y tienen alma porque son cosas animadas, es decir, manifiestan ciertos comportamientos característicos. 



De modo que no estamos ante un término limitado en exclusiva al individuo humano. Tal castración ética se la debemos en gran medida al cristianismo y a su doctrina del libre albedrío, pero que ha sido heredada y potenciada por el pensamiento contemporáneo, y posmoderno, al constituir la ética como una ciencia "estrictamente humana"; no siendo esta consideración, empero, más que una destacada alienación intelectual y un absurdo teórico.


En este sentido,  para los griegos era evidente y espontáneo pensar que el comportamiento humano no es algo singular y especial de la humanidad; que el ser humano no vive en una burbuja independiente de todo lo que le rodea, en un microcosmos para entendernos, sino que atiende en exclusivo a las propias leyes de la naturaleza que lo regulan todo. 

Heráclito decía "todas las leyes humanas se alimentan de la divina". 



Por tanto, a ojos de un pensador griego todos los fenómenos naturales tienen comportamientos (maneras de ser) determinados o regulados por leyes naturales, que son divinas e inmortales; y el ser humano no es distinto; no está sujeto a leyes especiales ni puede andar a su arbitrio por el mundo, sino que también vive gobernado por ellas. En efecto, Platón, del que conservamos mucho sobre el tema, dejaba claro que el correcto comportamiento del ser humano consistía, precisamente, en llegar a ser capaces de actuar en armonía (justicia) con todas las cosas una vez se comprendían las ocultas leyes que las regulan -Él lo llamaba "contemplar" el Bien... o percibir la existencia des de la perspectiva de la eternidad.  

Así pues, para los griegos el Universo es un agente moral: está sujeto a leyes que regulan su comportamiento, su manera de ser... sus movimientos, cambios y transformaciones ¡Sus acciones! Estas leyes obligan a todas las cosas a actuar de ciertas formas: generan en las cosas la necesidad de comportarse de un modo u otro, con lo cual introducen la predictibilidad y con ella, el conocimiento racional. Si no obedecen la ley, entonces cometen "hybris", y son castigadas por la justicia. Pues, ser justo no es más que, primero, tener la inteligencia suficiente para reconocer las leyes, y luego la fuerza y el valor para obedecerlas. ¿Se entiende por qué según Platón la "hybris trágica" es fruto de la ignorancia? 



Pero la noción de ley esconde algo más; esconde un poderío. Toda ley es la manifestación de una forma de gobierno, de poder, de imposición o fuerza ordenadora -Cuando cambia el gobierno, cambian las leyes-. Sin poder no se puede regular ni ordenar nada; no se puede ni garantizar ni hacer cumplir ninguna ley, ninguna regularidad, ninguna estabilidad... ningún "entorno fiable". En suma, sin poder hay inmoralidad: anarquía, puro capricho, irregularidad, irracionalidad, impredictibilidad o ignorancia... desorden. Un Universo inmoral es un mundo sin ley ni orden -De máxima entropía por decirlo en términos termodinámicos.  


Y aquí llegamos al quid de la cuestión 

Todos los conceptos de la física teórica, de la mecánica moderna y contemporánea, no son más que conceptos éticos, es decir, no son más que una valoración moral del universo ¡Ven el Universo como un cúmulo de acciones (fuerzas)! Que algo tan básico y fundamental no se haya querido entender, ni enseñar; que los supuestos grandes sabios del s.XX y XXI hayan callado en su mayor parte al respecto, haciendo creer que sus términos, sus fórmulas, sus ideas eran algo así como, fruto propio y exclusivo de su campo de investigación, me produce asombro, lástima y desconfianza.    

Solo me basta con analizar los tres principios fundamentales de la dinámica de Newton:

-1.La primera ley, conocida también como ley de inercia, nos dice que si sobre un cuerpo no actúa ningún otro, este permanecerá indefinidamente moviéndose en línea recta con velocidad constante (incluido el estado de reposo, que equivale a velocidad cero).

2. La segunda ley, conocida como ley de la fuerza, dice que un cuerpo pierde su inercia cuando otro cuerpo le imprime un movimiento acelerado (cambio de dirección y/o aumento/disminución del movimeinto). 

Y ahora escuchemos qué decía Platón al respecto: "El alma es eterna, dado que lo que tiene movimiento por sí mismo es eterno, mientras que lo que tiene movimiento por ser movido por otro tiene punto y final en su movimiento y su vida. Por tanto, sólo aquello que se mueve a sí mismo continua moviéndose constantemente y es, además, el origen y el principio de movimiento de las demás cosas que se mueven." Fedro, 245. 

3. Mientras que en la tercera ley de Newton, sobre la acción-reacción en toda fuerza, sólo nos basta compararla con la milenaria doctrina del Karma, y que precisamente Platón abrazó junto con la idea de la reencarnación. Cabe recordar que etimológicamente Karma parece significar "hacer" e indica que toda acción tiene una retribución o contrapartida.    



Se aprecia, pues, como la primera ley de la dinámica define lo que sería un ser libre y autónomo -un ser moral y bueno. Es más, es la definición metafísica de la libertad: cuando un ser es realmente sí mismo. Por tal motivo, Newton, fuertemente influenciado por los neoplatónicos de Cambridge, usó este concepto metafísico al pretender representar el supuesto movimiento real o esencial de los cuerpos, creando así los "sistemas inerciales", como una manifestación "extensa" de Dios. 

En la segunda ley se aprecia la definición de abuso y esclavitud; cuando un ser no es sí mismo, sino que está supeditado a otro ser, o se ve violentado por él. 

Y en la tercera ley vemos la base conceptual de la racionalidad moral, origen y fundamento de los conceptos morales de responsabilidad -culpa y mérito

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En fin, cuando uno atiende a semejantes evidencias se da cuenta con desdén de lo superfluas, pobres, incluso aleladas, que son no pocas opiniones actuales sobre la ética y la moral. Además advierte con fascinación  y una sonrisa como el comportamiento humano (y también de las sociedades) está lejos de seguir unos dogmas morales propios y especiales, reflejo aún de la supersticiosa creencia en la libre voluntad humana, sino que no dejan de ser más que naturaleza... y  nada más. 

Pero, ¿y qué es la naturaleza? 


      




 

   

sábado, 6 de septiembre de 2008

My web

Ya estamos en Septiembre. El verano terminó. Es hora de pasar cuentas.
A finales de Junio me propuse un único objetivo para este verano, que sin embargo no tenía nada de simple ni fácil: crear mi espacio internáutico. A principios de Julio colgé lo que ha sido la base de la web. A partir de eso he desarrollado multitud de temáticas distintas ¡Incluso he abierto este blog!
En diversas ocasiones modifiqué la estética y el formato de la página. La intención era que ésta fuera, más que bonita, cómoda para leer. Desagraciadamente estar pendiente de la estética y el diseño me ha quemado un poco, esto es, he perdido muchísimo tiempo en algo que no me es propio. Al final, incluso he pasado de traducir los contenidos al catalán y al inglés (Es una pérdida de tiempo y energías -Propuse algunos compañeros poder contribuir en mi web traduciendo, pero los que no trabajaban este verano, ¡como no!, preferían mirar la tele, viajar, ir a la playa o simplemente pasar de todo).
Todo ello ha hecho que retrasara ciertas publicaciones que sólo tenía que plasmar en papel y a la vez, que no haya podido atender algunas tareas que me hubiera gustado llevar a cabo, por ejemplo: adaptar mi obra teatral 'Helius and Amadeus' para hacer de ella un corto, como me pidió Olivier desde Australia (Aún espera que le envíe algo); escribir un relato político-satírico con Gouns 'Yo, el rey trabolo' (en honor a Platón y su República); o confeccionar el Mundo Satírico de mi web.
Pero en fin, hoy he colgado mi última aportación a la página: una reinterpretación matemática de la teoría especial de la relatividad (En realidad eso no tiene nada del otro mundo, y Einstein ya admitía esta posible reformulación: en vez de considerar que la velocidad de la luz sea independiente de todo sistema de referencias y por tanto sea universalmente constante -hipótesis de Lorentz y Einstein-, he considerado que la luz es solidaria con los sistemas de referencias, en consonancia con lo que parece indicarnos los experimentos).

Aunque tengo constancia de que la web ha sido bastante visitada, me sorprende no haber recibido ni una sóla crítica (aunque fuera mala), sólo silencio al respecto. Lo reconozco, esto es duro... ¡Me veo como un idiota disparando al vacío! Sin embargo, me he propuesto este objetivo y el silencio no es argumento suficientemente fuerte como para hacerme replantear y revalorar todo el esfuerzo, el tiempo, incluso el dinero que he 'invertido' en esta tarea. Una tarea que 'yo' me he impuesto de forma absolutamente libre.

Ciertamente, este verano también podía haber estado tocándome los huevos... Pero eso me aburre; ¡y lo desprecio!