sábado, 14 de noviembre de 2020

¿El equilibrio (el Ser) es una ilusión? Ley de Weber

 Una de las leyes psicofísicas más inquietantes, poco comentadas y aún así, importantes, es la ley de Weber-Feschner. Con ella empieza la psicología en cuanto a ciencia experimental, mientras se independiza de la filosofía introspectiva y trascendental.


Con esta ley, que la podéis conocer en vídeos como éste, o éste otro donde explica la percepción del tiempo, y aquí como aplicarla en las finanzas por ejemplo, se establecen los importantes conceptos de umbral relativo, y absoluto, de la percepción. La encontramos en todos los sentidos corporales y se aplica en infinidad de campos distintos.

No voy a explicar qué dice la ley ni qué es un umbral, google es vuesto amigo. Lo que voy a comentar es que tal ley no se encuentra sólo en los sentidos corporales, sino en todo sistema termodinámico -y por tanto, físico. Este hecho parece tener ciertas implicaciones en el campo de la termodinámica.


La termodinámica se fundamenta en 4 principios fundamentales, que podéis consultar en un montón de sitios web, por ejemplo aquí. Pero uno de ellos, que es el más tardío pero a la vez fundamental, no parece tener en cuenta la ley de weber. Es el principio 0 y dice: 

Si dos sistemas están en equilibrio con un tercero, entonces estarán en equilibrio entre sí. 

A nivel lógico lo podemos transcribir tal que así: si tenemos tres sistemas, A, B, C, y A=B, B=C, entonces A=C. De modo que tal ley no es más que aplicar el principio lógico de transitividad al campo de la física. En consecuencia, nada nos hace dudar de ello, hasta que vamos directos a la experiencia y observamos atónitos actuar la ley de weber ¡Vaya, el principio de transitividad no se cumple en ciertos casos!

He realizado alguna vez este experimento en clase de psicología para mostrar la ley de weber, tanto en el ámbito de la psicología como de la física. Para ello necesité de una balanza romana, que no es más que una palanca, y tres botellas de agua de 1,5L. Pero el recipiente de estas botellas era opaco -no se veía el agua en su interior- y antes de llevar las botellas a clase hice lo siguiente: la botella A la dejé intacta, de la B bebí un sorbo de agua y de la C bebí dos. 

Entonces el experimento consistió en, primero, hacer pasar distintos alumnos ante la clase y hacerles comparar la botella B, primero con la A y luego con la C. Todos afirmaban que las tres botellas pesaban lo mismo porque no percibían la "falta" de un sorbo de agua en una de ellas, y luego aplicaban la lógica: si A les parecía igual que B y B que C, entonces deducían que A tenia que ser igual a C. Pero dicho eso, les hacía comprobar empíricamente tal implicación: les daba la botella A y la C, y de inmediato apreciaban como la lógica saltaba en mil pedazos porque sus sentidos sí detectaban una diferencia de 2 sorbos de agua.

Acabado el experimento psicológico me iba al físico. Cogía la balanza romana, incapaz de detectar una diferencia de 50g, pero si de 100g, y hacía lo mismo. La balanza no "percibía" diferencia entre la botella A y la B, ni entre la B y la C, pero sí notaba la diferencia entre A y C, demostrando con ello que los sistemas físicos también tienen umbrales de percepción.



Y llegados aquí tropezamos con algo curioso: normalmente a este umbral de "percepción" de los sistemas físicos se le llama precisión o margen de error. Pero no es más que una interpretación. Esta interpretación presupone que los sistemas físicos, y sus componentes (que son también sistemas físicos), poseen internamente ciertas cualidades y que los sistemas de medida o detección (como una balanza o un termómetro por ejemplo), sirven para descubrir dicho valor ideal ¡Presupone la existencia de cualidades ocultas en la naturaleza! Y dado que los sistemas de medida siempre son "materiales" el valor que nos darán de dichas cualidades ocultas en los sistemas siempre serán imprecisos... con errores. 

De aquí la faena de elaborar instrumentos de medida cada vez más precisos: se persigue el supuesto valor ideal de las cualidades ocultas que se supone que tendrían realmente las cosas. Sin embargo esta interpretación  del mundo físico, evidentemente dogmática y por ello metafísica, puede ser desechada por otra distinta y eminentemente nihilista (perspectivista): que los sistemas físicos carecen de cualidades ocultas ideales que debamos descubrir. Por tanto, tan cierto es decir que la botella A y B pesan lo mismo como decir que no pesan lo mismo y, por tanto, no estarán en equilibrio si las ponemos en una balanza "más precisa" que la que traje en clase para el experimento.   


Bajo esta interpretación no dogmática ni metafísica -perspectivista- obtenemos ciertas ideas inquietantes:

-Múltiples objetos físicos pueden y no pueden estar en equilibrio entre sí (adquirir propiedades iguales o similares), eso dependerá de la "capacidad de percepción" del sistema físico que los contenga; de "su punto de apoyo", de su umbral perceptivo.

-Percibir no es más que ponderar/juzgar, mesurar, contraponer, valorar gradientes y equilibrios.

-El cuerpo humano, y por ende la psique, no es más que una compleja balanza.

-La ley de Weber (Percepción=k·ln(E/E0), donde k es una constante característica de cada sentido perceptivo y E0 es el estímulo mínimo perceptible (umbral), resulta ser clavada a la ley de la entropía de Boltzmann S=k·ln(W), donde S es la entropía de un sistema físico, k la constante de boltzman y W el número de microestados posibles del sistema. No resulta descabellado pensar que aquí hay una conexión íntima.



 

 


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