Nunca he aspirado a ser un experto en Platón; la misma palabra "experto" me suena intelectualmente denigrante. Esta falta de aspiración me ha proporcionado la libertad de leerme los textos de Platón que me han venido en gana, cuando me han apetecido. Lo confieso, ni me acuerdo de cuanto he leído sobre el ateniense.
¿Qué no me gusta del estilo literario de Platón? Se dilata demasiado. Prefiero a Heráclito, quien emite sentencia tras sentencia, concisión, como quien esculpe en mármol ¡Herálito te exige reflexionar en cada palabra!
Sin embargo, hay algo que me encanta en Platón, y cuanto más lo trato más lo aprecio: aunque parezca que escriba para idiotizados, quizás por esos diálogos silogísticos populacheros suyos, para sintonizar con él hay que ser muy grande.
Nada turba más a los eruditos que lo escrito por el propio Platón al final de su vida en la famosa 'Carta séptima', y que ahora recito de memoria: "Lo que en filosofia es serio y auténtico no puede escribirse en papel, puesto que sólo puede imprimerse en el alma".
Muchos eruditos, como digo, andan trastocados con esto -¿Así qué importancia filosófica tienen los diálogos platónicos?- He alertado que se inquietan. Pero que eso les turbe sólo demuestra una cosa, al menos a mi entender: no han entendido nada de tales diálogos ¡Aunque los hayan machacado durante años con sus martillos!
Para mí, lo que nos confiesa Platón resulta obvio, muy natural añadiría; no le veo nada de extraño ni misterioso. Pero hay que aprender a pensar en grande, es decir, hay que poseer una gran pasión. A fin de cuentas, el filósofo, a diferencia del experto erudito, es un hombre de deseos superiores, de gran corazón; es un hombre que simplemente siente más.
¿Qué no me gusta del estilo literario de Platón? Se dilata demasiado. Prefiero a Heráclito, quien emite sentencia tras sentencia, concisión, como quien esculpe en mármol ¡Herálito te exige reflexionar en cada palabra!
Sin embargo, hay algo que me encanta en Platón, y cuanto más lo trato más lo aprecio: aunque parezca que escriba para idiotizados, quizás por esos diálogos silogísticos populacheros suyos, para sintonizar con él hay que ser muy grande.
Nada turba más a los eruditos que lo escrito por el propio Platón al final de su vida en la famosa 'Carta séptima', y que ahora recito de memoria: "Lo que en filosofia es serio y auténtico no puede escribirse en papel, puesto que sólo puede imprimerse en el alma".
Muchos eruditos, como digo, andan trastocados con esto -¿Así qué importancia filosófica tienen los diálogos platónicos?- He alertado que se inquietan. Pero que eso les turbe sólo demuestra una cosa, al menos a mi entender: no han entendido nada de tales diálogos ¡Aunque los hayan machacado durante años con sus martillos!
Para mí, lo que nos confiesa Platón resulta obvio, muy natural añadiría; no le veo nada de extraño ni misterioso. Pero hay que aprender a pensar en grande, es decir, hay que poseer una gran pasión. A fin de cuentas, el filósofo, a diferencia del experto erudito, es un hombre de deseos superiores, de gran corazón; es un hombre que simplemente siente más.