sábado, 25 de febrero de 2023

El metro como unidad del alma humana

Este hilo es una continuación del que se publicó hace ya unos días, llamado "377", y en donde propongo una especie de juego numerológico entre el nº 377, diversas razones especiales, como Pi o el número áureo, y con la métrica egipcia y la nuestra, que se basa en el metro como unidad. (ver el post)

Al final, vimos como Luís Castaño propone la existencia de un canon humano antiquísimo, usado por distintas civilizaciones, entre ellas la egipcia, la sumeria, la griega o durante el renacimiento; mientras especula que quizás se hallaría incluso en construcciones megalíticas. Podéis ver una conferencia muy buena al respecto (aquí).

Luis Castaño narra como descubre este canon a partir del famoso "Hombre de Vitruvio" dibujado por Leonardo da Vinci, donde el florentino, no sólo pauta luego todas las proporciones entre las distintas partes del cuerpo humano a fin de constituir un cuerpo armonioso, sino que lo integra en un cuadrado exacto de 18cm X 18cm. 


A raíz de tales investigaciones Luís Castaño deduce que Leonardo nos representa un prototipo humano ideal de 1.80 metros de altura, y por tanto también de envergadura. Un prototipo que Leonardo dice sacar directamente de Vitruvio, arquitecto e ingeniero principal de Julio César en el s.I ac. Y en su obras, llamadas "de architectura", el romano dice haberlo recogido de culturas más antiguas.

Leonardo escribe las siguientes instrucciones en el mismo dibujo:

‹‹ Vitruvio el arquitecto, dice en su obra sobre arquitectura que la naturaleza distribuye las medidas del cuerpo humano como sigue: 

-que 4 dedos hacen 1 palma, y 4 palmas hacen 1 pie, 6 palmas hacen 1 codo, 4 codos hacen la altura del hombre. Y 2 codos hacen 1 paso, y que 24 palmas hacen un hombre; y estas medidas son las que él usaba en sus edilicios. 

-Si separas la piernas lo suficiente como para que tu altura disminuya 1/14 y estiras y subes los hombros hasta que los dedos  estén al nivel del borde superior de tu cabeza, has de saber que el centro geométrico de tus extremidades separadas estará situado en tu ombligo y que el espacio entre las piernas será un triángulo equilátero.

-La longitud de los brazos extendidos de un hombre es igual a su altura. 

-Desde el nacimiento del pelo hasta la punta de la barbilla es la décima parte de la altura de un hombre; desde la punta de la barbilla a la parte superior de la cabeza es un octavo de su estatura; desde la parte superior del pecho al extremo de su cabeza será un sexto de un hombre. 

-Desde la parte superior del pecho al nacimiento del pelo será la séptima parte del hombre completo.

-Desde los pezones a la parte de arriba de la cabeza será la cuarta parte del hombre. 

-La anchura mayor de los hombros contiene en sí misma la cuarta parte de un hombre. 

-Desde el codo a la punta de la mano será la quinta parte del hombre; y desde el codo al ángulo de la axila será la octava parte del hombre. 

-La mano completa será la décima parte del hombre; el comienzo de los genitales marca la mitad del hombre. 

-El pie es una sexta parte del hombre. 

-Desde la planta del pie hasta debajo de la rodilla será la cuarta parte del hombre. 

-Desde debajo de la rodilla al comienzo de los genitales será la cuarta parte del hombre. 

-La distancia desde la parte inferior de la barbilla a la nariz y desde el nacimiento del pelo a las cejas es, en cada caso, la misma, y, como la oreja, una tercera parte del rostro.

-El ombligo es el punto central natural del cuerpo humano. En efecto, si se coloca un hombre boca arriba, con las manos y los pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, ésta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies.››

Luego podemos ir directamente a los textos de Vitruvio (Libro III, capítulo I) donde nos expone como estas proporciones humanas son las que él, precisamente, empleaba en la construcción de edificios para reflejar la armonía "natural" que expresa, precisamente, nuestro cuerpo divino.

‹ Es imposible que un templo posea una correcta disposición si carece de simetría y de proporción, como sucede con los miembros o partes del cuerpo de un hombre bien formado. El cuerpo humano lo formó la naturaleza de tal manera que el rostro, desde la barbilla hasta la parte mas alta de la frente, donde están las raíces del pelo, mida una décima parte de su altura total. La palma de la mano, desde la muñeca hasta el extremo del dedo medio, mide exactamente lo mismo; la cabeza, desde la barbilla hasta su coronilla, mide una octava parte de todo el cuerpo; una sexta parte mide desde el esternón hasta las raíces del pelo y desde la parte media del pecho hasta la coronilla, una cuarta parte.

Desde el mentón hasta la base de la nariz, mide una tercera parte y desde las cejas hasta las raíces del pelo, la frente mide igualmente otra tercera parte. Si nos referimos al pie, equivale a una sexta parte de la altura del cuerpo; el codo, una cuarta parte, y el pecho equivale igualmente a una cuarta parte. Los restantes miembros guardan también una proporción de simetría, de la que se sirvieron los antiguos pintores y escultores famosos, alcanzando una extraordinaria consideración y fama. Exactamente de igual manera, las partes de los templos deben guardar una proporción de simetría perfectamente apropiada de cada una de ellas respecto al conjunto total en su completa dimensión.

El ombligo es el punto central natural del cuerpo humano. En efecto, si se coloca un hombre boca arriba, con sus manos y sus pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, esta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies. La figura circular trazada sobre el cuerpo humano nos posibilita el lograr también un cuadrado: si se mide desde la planta de los pies hasta la coronilla, la medida resultante será la misma que se da entre las puntas de los dedos con los brazos extendidos; exactamente su anchura mide lo mismo que su altura, como los cuadrados que trazamos con la escuadra.

Por tanto, si la naturaleza ha formado el cuerpo humano de modo que sus miembros guardan una exacta proporción respecto a todo el cuerpo, los antiguos fijaron también esta relación en la realización completa de sus obras, donde cada una de sus partes guarda una exacta y puntual proporción respecto a la forma total de su obra. Dejaron constancia de la proporción de las medidas en todas sus obras, pero sobre todo las tuvieron en cuenta en la construcción de los templos de los dioses, que son un claro reflejo para la posteridad de sus aciertos y logros, como también de sus descuidos y negligencias.››


Así, pues, siguiendo la tesis de Luís Castaño tenemos que el canon humano ideal sería un tipo que, en metros, reflejaría la siguiente proporción:

Es cierto que Luís Castaño traduce los 1.80 metros como 24 palmas, pero leyendo a Leonardo vemos en seguida que también podríamos decir que la altura humana representa 6 pies, 4 codos, 10 manos (del final de la muñeca al índice), diez caras humanas, etc.

Digo esto, porque si nos vamos a Egipto vemos en seguida como sus artistas normalmente dividían el canon humano en 18 partes; lo que se conoce como canon de 18 puños:



 Este canon, tomando el prototipo humano como 1.80m, es muy interesante; primero porque cada parte, llamada puño, mide idealmente 18/180 metros; es decir unos 0.10 m (las medidas nos indican que el puño medía 0.998 m -sin contar la marca). Pero por otro factor más.

18 es un número que nos permite relacionar el canon con los números de Fibonacci de forma que podamos expresar la unidad, entre otras cosas: acaso las siguientes ternas pitagóricas: 

Nota: podéis ver de donde surge esta terna aquí

Veamos, entonces, cómo de esta suma de Fibonacci sacamos la unidad al poder dividir 18 en dos segmentos, uno de los cuales es, precisamente la unidad:

18 = 2+3+5+8 = (2+3+5)+8 =10+8

Obviamente este 10 representa, en el canon, la unidad dado que cada puño representa un décimo de la unidad (1/10); de modo que 10 puños son, idealmente, la unidad. Y esta unidad, siendo el canon de 1.80m, es precisamente el metro. 

El metro como unidad del alma

Si observamos uno de los dibujos donde se representa esta segmentación de Fibonacci, por así decirlo, entonces distinguimos claramente como el metro representa:

- 2 puños: la cabeza humana, y por tanto la inteligencia

- 3 puños: el pecho humano, y por tanto, el carácter.

-5 puños: estómago y partes bajas, y por tanto, los instintos o deseos animales. 


Cualquiera que haya estudiado un poco filosofía, y en especial a Platón, sabrá que fue de los pocos griegos que logró iniciarse en los misterios de Egipto, al igual que Pitágoras, Orfeo y quizás también Tales de Mileto. Y sabrá también como nos representa el alma humana mediante tres partes, que coinciden al dedillo con esta partición de Fibonacci.

Al observar estas curiosidades no puedo dejar de pensar como la filosofía griega, y muy en especial la de Platón, es una obra artística fundamentada en el estudio matemático continuado buscando la proporción, la medida y armonía entre todas las cosas ¡Su razón de ser! 

Pero es cierto, lo expuesto no demuestra nada, más que una observación curiosa mía que, sin embargo, cuadra de forma sorprendente si atenemos a la fantasiosa idea de que ya los antiguos usarían el metro como unidad generatriz fundamental; reflejo del alma humana y por tanto, también, del mundo. 















 

 







sábado, 11 de febrero de 2023

Aforismos bajo el hielo

De filosofar

No deja de ser una forma de vivir creativa y artística, cuyas obras se labran mediante definiciones, conceptos, ideas, emociones, interpretaciones, juicios de valor, experiencias, análisis e imaginación, mucha imaginación. 

Filósofos y la verdad

No es que los filósofos busquen la verdad, sino que buscan crearse la suya para dejarla en herencia a la humanidad esperando a que se la crea y tome en serio.

Aprender a escuchar

Uno aprende a leer y escuchar al comprender lo que no cuenta el autor.

Lo más difícil

No hay nada más difícil y excepcional que lograr hacer las cosas fáciles y sencillas.

Vivir de forma plena

Muchos filósofos antiguos, como los estoicos por ejemplo, ¡o el mismo Sócrates!,  defendían que para vivir de forma plena era necesario vivir pensando profundamente en la muerte. ¿No suena eso contradictorio? Es más: ¿y qué significa vivir de forma plena?

Vivir sin pensar en la muerte

Se aprecia como los niños, en quienes la sed de vida corre por sus venas con más vigor, violencia y frenesí, suelen vivir de forma inconsciente, despreocupada y sin pensar mucho en su propia muerte. En cambio, los viejos, enfermos y sentenciados a muerte, con gran diferencia, suelen pensar recurridamente en ella.

Presentir la muerte

Cuando su vida se marchita y huelen su propia muerte los elefantes, perros y humanos que la perciben se retiran de "su mundo" en busca de un rincón apartado, luminoso y tranquilo; un lecho de paz y dulzor extremo. ¿Acaso no fue así como surgió de nuestro espíritu esa sutil idea de un mundo metafísico de luz y bienestar, el más allá? 

Espíritu decrépito

Pensar mucho en la muerte, ¿acaso no será un síntoma de decrepitud anímica y de falta de fuerza vital?

¿A qué huele la muerte?

Quienes han vivido una ECM (experiencia cercana a la muerte) dicen que un embriagador aroma de paz, luz y omnisciencia les envuelve. En efecto, mientras huelas a dudas y engaños, a conflictos y contradicciones y experimentes contrastes emocionales agudos que no te dejen quizás ni dormir, te sentirás vivo. 

Regalar un gramo de vida

Plantear problemas, dilemas, retos, límites y dificultades, presentar enemigos y contradicciones a las que batir, conquistar y someter; todo ello alimenta nuestra sed de vivir.

En busca de la felicidad

La felicidad, o el placer, para nada es el objetivo de la vida como siempre han defendido muchas inteligencias o seniles o agotadas o, simplemente, depravadas, como la de Sade por ejemplo, sino el dulce caramelito que emplea la vida para que la sigamos amando y deseando aún su profunda amargura. 

Mientras nos sintamos capaces de gozar de la vida la seguiremos deseando aún sus múltiples desaires.

Sentir placer

Cuando percibimos que nos crecemos y avivamos a costa de algo

Cuando te golpean

Mantente atento para adivinar cuando la vida va a golpearte; entonces será el mejor momento para atacarla, someterla y gozar de ella. Recuerda, al atacar cualquier enemigo suele descuidar protegerse.

El peso del deseo

El deseo es una balanza con la que nos acercamos a las cosas para degustarlas, y con ello las sopesamos. Y sopesándolas nos hacemos una idea de ellas... Y al hacernos una idea nos crecemos a su costa. 

Sí, pensar las cosas nos proporciona un profundo placer.

Jerarquía espiritual

Los espíritus superiores, por así decirlo, son los que experimentan los deseos más violentos, fuertes y arrebatadores. Y además, engañan, al no permitir que éstos se manifiesten a simple vista.

Jerarquía afectiva

Las gentes más refinadas y sensibles detectan con suma precisión y sensibilidad tanto el dolor como el placer. Mientras las mentes groseras requieren de grandes y toscos estimulantes ya para sentir placer ya para sufrir, a los más delicados les basta con percibir una simple brizna para llorar de emoción. Con razón, los brutos suelen tolerar y adaptarse mucho mejor a los embates de la vida; y ésta suele mostrar cierto mimo y gracia hacia su inocente estupidez.

La civilización como invernadero de plantas humanas

La civilización, a través de la educación y la cultura, el arte y las ciencias, las normas morales y sus espacios seguros suele favorecer el florecimiento de almas sensibles, refinadas e incapaces de aguantar mucho tiempo fuera de ese ambiente artificial y bellísimo llamado sociedad.

La buena educación

Quizás la educación debería consistir en saber mezclar el refinamiento cultural característico de toda sociabilización con un cierto grado de estupidez y asociabilidad, o de un cierto grado de soledad al menos, a fin de evitar cultivar almas de cristal que se rompan al mínimo contratiempo. 

Doblepensar

La inteligencia humana, a diferencia de la inteligencia máquina, tolera sin problemas partir de premisas contradictorias y absurdas para enarbolar una idea del mundo, y de ella misma, que en su mente suena magnífica.

Credulidad I

Solemos creer lo que nos gusta y sabe agradable, lo que se acomoda la mar de bien entre nuestros prejuicios más fuertemente asentados, de modo que instintivamente nos sabe claro y evidente.

Credulidad II

Solemos desconfiar, y por ello negar hasta juzgarlo falso, lo que nos confunde, no nos gusta o irrita, al chocar contra nuestros más fuertes prejuicios y experiencias.

Mentir no es un problema I

La inteligencia máquina no se inmuta por inventarse datos y respuestas, mientras la exposición siga un orden y una lógica prefijada; a fin de cuentas, tampoco "entiende" nada de lo que dice, dado que carece de experiencia alguna sobre ello. Todo cuanto logra conocer del mundo es porque "lo ha leído en su base de datos".

Desasosiego académico

El mundo académico anda catatónico por la irrupción de la IA en su coto de caza privado: el de los deberes y trabajillos. Los profesores observan preocupados como esta IA se alza como el mejor empollón de la clase. 

Mentir no es ningún problema II

La inteligencia humana no se inmuta por inventarse datos y respuestas, mientras la exposición satisfazca sus más fuertes filias y fobias; a fin de cuentas, tampoco entiende nada de lo que dice, dado que su pensar es un reflejo de sus afectos, deseos e instintos más ciegos. Todo cuanto logra comprender del mundo es porqué lo ha gozado y/o sufrido de algún modo.

Mundo de las sombras

El mundo de allí fuera y que de ordinario llamamos entre balbuceos "la realidad" no es más que una sombra muy imperfecta, incluso no pocas veces contradictoria, del violento mundo de nuestros deseos.

Ética máquina

Las máquinas han nacido para ser nuestras esclavas, pero para usarlas y sacarles provecho deberemos adaptarnos a ellas; con lo cual...

Libertad ilustrada 

Desde la ilustración se persigue la libertad mecanizando la realidad hasta el punto de creer que la vida libre llegará al lograr un mundo completamente pautado, automatizado y ordenado ¡Moral! 

Tipos de filósofos

Hay filósofos y pensadores cuyas ideas pretenden seducir a la gente para que socialice y aprenda a disfrutar de la vida gregaria que establece su época y la moda pasajera. Pero hay otros filósofos y pensadores cuyas ideas pretenden apartar a las gentes más singulares y raras de ese artilugio humano llamado "sociedad", y aprendan a disfrutar de una vida solitaria y peculiar. 

Origen de las sociedades modernas

El crecimiento exponencial de la población concentrada en las grandes urbes a partir del s. XV-XVI fue fruto y causa a la vez del imparable avance tecnológico moderno.

Origen del estado moderno

La aparición de las sociedades de masas gracias al empuje tecnológico-industrial-científico, pues las hizo viables.

Origen del empuje tecnológico-industrial-científico moderno

Del sueño que tuvieron algunos hombres y que, poco a poco, fueron más y más quienes lo compartieron.

Política moderna

Todas las ideologías modernas (liberalismo, socialismo, anarquismo, nacionalismo, comunismo, fascismo, de género, etc) son un sectarismo fruto de la aparición de los estados como instrumentos para dar cuerpo a las sociedades de masas. 

El liberalismo

Es el origen y la matriz de una parte importantísima de las ideologías modernas, en concreto de las de origen ilustrado, en la medida que justifican sus mentiras y abusos de poder apelando a los derechos lockeanos de libertad, igualdad y fraternidad.

Teocracias modernas

Todo el pensamiento de Locke se fundamenta en la supuesta existencia de Dios como garante de un orden moral del mundo. Recordar: "In God we trust" es la firma de la democracia norteamericana.

Libertad de pensamiento según Locke

Locke defendía a viva voz la libertad de pensamiento y creencias, siempre y cuando éstas no defendieran el ateísmo, que consideraba digna de persecución, censura y castigo.

Fascismo

Es una ideología de masas, pero no es ilustrada como nos recuerda Heidegger; con motivo todos quienes veneran la ilustración, y sus valores, la odian, temen y repudian.

Nacionalismos

La ilustración, que es un cristianismo 2.0, en el fondo se lleva muy mal con todos los nacionalismos, dado que éste no comulga ni con la igualdad ni la fraternidad de todos los seres humanos. 

Regreso al mundo clásico

Uno de los aspectos por los cuales quienes adoran los ideales ilustrados temen y detestan los valores fascistas es porque representan, de algún modo, un regresar a ciertos valores precristianos. 

Comunismo

Es una ideología de masas que promete hacer realidad los ideales metafísicos de la ilustración. No en vano quienes veneran la ilustración, y sus valores metafísicos, como mínimo suelen mostrarle cierta simpatía. Es el niño  malo que los ilustrados tienen mimado perdonándole todo.

Corrupción

Puede que sea verdad que el poder corrompe, pero la pobreza y la impotencia más. 

Hume

Nuestra sociedad ha heredado en gran medida esa candidez moral de Hume según la cual la ética se regula, en exclusivo, sobre sentimientos y deseos, y éstos se pautan bajo la convicción de que el sufrimiento es de por sí malo, mientras lo agradable bueno porque nos hace felices. La mediocridad moral y psicológica de Hume quizás sabe insultante a unas pocas mentes exigentes,  pero nuestra sociedad tiende a adorarla.

Ilustrados ilustres

George Orwell fue un espíritu ilustrado extremo y peculiar, y aunque en España vio en directo y en primera fila la naturaleza humana con toda su vitalidad, astucia y locura, se asustó y terminó denunciándola. Por eso se aprenden tantas cosas sobre el ser humano leyendo sus "acusaciones" literarias.

Deseos fundamentales del liberalismo

El liberalismo, en esencia, es un luchar contra los monopolios, contra las concentraciones de poder de cualquier índole (político, económico, cultural, espiritual-moral, etc). En este sentido es un defender la multiplicidad y la diversidad, la competencia, las diferencias perpetuas... dentro unos límites muy comedidos, claro está. 

En fin, el liberal desea la separación, la disgregación y el constante repartimiento de poder, pero no por amor al poder y el crecimiento, sino por odio y temor al poder. ¿Será una forma refinada, camuflada y muy peculiar de odiar la vida?

Concentraciones de poder

Ver la vida un poco como Penélope. 

Ante la disgregación de poder la vida tiende a promocionar y alentar, poco a poco, las concentraciones de poder. Y luego, ante las grandes concentraciones de poder la vida tiende a propagar de forma bastante rápida la corrupción, hasta disgregarlas, a fin de volver a jugar otra partida. 

Así la vida pasa distraída toda la eternidad esperando a que regrese su amado Ulyes.

Secretos de un Imperio

En su primera fase de formación, antes de ser un imperio, le sale muy a cuenta conquistar y rapiñar nuevos territorios. Cada victoria sabe a un claro beneficio, que se reparte de forma jugosa entre sus aliados y amigos. Pero en la medida que un imperio somete a más y más pueblos y su tamaño aumenta de forma regia e insobornable, llega a un punto donde el coste de una conquista supera ya sus beneficios, de modo que sus partes implicadas para nada quedan satisfechas. Entonces empiezan las guerras internas, pues ahora el mejor botín se encuentra dentro del propio imperio y no fuera.

Morir de éxito

Son muchos los casos de empresas, proyectos o imperios que mueren de éxito. Y todo cuanto crece muy rápido suele reventar muy pronto por el propio impulso que lleva dentro.

Fuerza ideológica

Las ideologías emplean los dogmas para seducir el pobre entendimiento de las masas, dominarlas y usarlas como armas políticas y de dominio social para trepar entre los resortes estatales.

Ética de las costumbres y las matemáticas

Los hábitos y costumbres son una mera normalización ¡Un volver común y habitual! Y toda normalización es fruto de los grandes números, es decir, del reflejo de multitud de casos similares, "suficientemente" similares, los cuales nos aportan una cierta ilusión de repetición, de homogeneización y uniformización ¡De estar dentro de la moda! 

La moda

Es la norma, el rango que se da de forma más habitual en una serie estadística. 

De la ley y lo normal

Cualquier norma parece ser fruto, sin más, de la miopía que nos aportan los grandes números. Es decir, vale empezar a sospechar que todo en la naturaleza se puede normalizar mediante leyes, patrones o modas, siempre y cuando se desprecien las excepciones y desviaciones pronosticadas por su campana de gauss. 

Esencia numérica de la sociedad moderna

Toda sociedad moderna es, en esencia, una sociedad de masas y como tal se articula a partir de la ciencia de los "grandes números".

Normalización

La ciencia de los grandes números es la estadística y la probabilidad, y se fundamenta en la idea de normalización: determinar como ley el promedio más amplio, su patrón más repetido, mientras se olvidan las excepciones y desviaciones, es decir, los casos raros y que no están de moda.

Naturaleza de la ley

La ley consiste en desechar lo que se desvía de la norma, lo raro y excepcional ¿Será la ley un despreciar el milagro?  Así lo creyeron todos los pensadores modernos al convencerse de que el universo se sometía, por completo y siempre sin excepción, a la ley universal ¡Como si fuera una necesidad trascendental!

El poder de la ley

Definir, encajar y envolver cualquier caso particular bajo la sombra de un caso general, especulativo, universal.

Contra la idea de ley universal

Que entre varios fenómenos podamos trazar una línea recta no significa que estos fenómenos sigan necesariamente una línea recta, pues la línea recta es un artilugio imaginado y añadido por nosotros a fin de dirigir nuestra mente hacia una idea.

Esencia estadística del totalitarismo

El totalitarismo consiste en normalizarlo todo, en soñar convertir la sociedad en una pura máquina perfecta articulada íntegramente por la ley, la norma, lo regularizado y la moda. 

Muerte del sistema

La totalización del sistema suele conllevar la muerte y disfunción del sistema hasta su colapso y disgregación.

Disolución del sistema

Cuando un sistema entra en disolución colapsan los patrones, las leyes y repeticiones que la estructuran, mientras el sistema es conquistado por el caos y la aleatoriedad más libre y radical.  

Futuro digital

A día de hoy la gente parece emocionada y fascinada por el mundo digital que nos rodea y se nos promete. Pero quien sabe, igual en un par de generaciones estemos ya aburridos y asqueados y busquemos otros alicientes. El chatarrero está lleno de artilugios que enamoraron a las gentes de su momento.

El increíble mundo digital

La IA nos llevará a no podernos creer nada que se pueda digitalizar: audios, videos, textos, datos... Todo será susceptible de ser manipulado, falseado...

Muerte al postureo y la fama

Des del s.XIX las sociedades de masas tendieron a girar de forma chillona, afeminada y pueril alrededor de los grandes actores e intermediarios sociales, de las caras visibles y los famosos, convirtiendo la sociedad en un inmenso teatro de vanidades, propaganda y chismorreos. Quizás la llegada de las redes sociales haya sido su culmen, mientras que la aparición de las IA su certificado de muerte. 

Mundo virtual

La inteligencia artificial puede crear mundos virtuales a miles, y en tiempo real, como copias del mundo real que le ha sido dado a través de videos, textos, datos, audios, de forma mucho más rápida, barata y atendiendo, siempre, a los deseos del consumidor. 

Valoraciones populares

No hay que tomar muy en serio las valoraciones de la gente. La gente es muy impresionable: alaban sin medida lo que hoy ven que triunfa, mientras querrían exterminar cuanto hoy les lleva la contraria; para luego, menospreciar aquello que no está de moda, o simplemente ni entienden ni por ello creen necesitarlo. 

Contradicciones racionales

Hay muchos fenómenos que sólo somos capaces de concebir mediante una contradicción, es decir, como algo absurdo, puesto que sólo pueden concebirse como causa y a la vez efecto. La idea de Dios es uno de estos fenómenos impensables e irracionales. 

Contradicciones aparentes

Hay fenómenos que parecen absurdos, es decir, que parecen concebirse como causas-efectos unísonos, pero que sin embargo no lo son. Es el caso de los fenómenos que se retroalimentan. Y estos son muy abundantes en la naturaleza.