sábado, 25 de febrero de 2023

El metro como unidad del alma humana

Este hilo es una continuación del que se publicó hace ya unos días, llamado "377", y en donde propongo una especie de juego numerológico entre el nº 377, diversas razones especiales, como Pi o el número áureo, y con la métrica egipcia y la nuestra, que se basa en el metro como unidad. (ver el post)

Al final, vimos como Luís Castaño propone la existencia de un canon humano antiquísimo, usado por distintas civilizaciones, entre ellas la egipcia, la sumeria, la griega o durante el renacimiento; mientras especula que quizás se hallaría incluso en construcciones megalíticas. Podéis ver una conferencia muy buena al respecto (aquí).

Luis Castaño narra como descubre este canon a partir del famoso "Hombre de Vitruvio" dibujado por Leonardo da Vinci, donde el florentino, no sólo pauta luego todas las proporciones entre las distintas partes del cuerpo humano a fin de constituir un cuerpo armonioso, sino que lo integra en un cuadrado exacto de 18cm X 18cm. 


A raíz de tales investigaciones Luís Castaño deduce que Leonardo nos representa un prototipo humano ideal de 1.80 metros de altura, y por tanto también de envergadura. Un prototipo que Leonardo dice sacar directamente de Vitruvio, arquitecto e ingeniero principal de Julio César en el s.I ac. Y en su obras, llamadas "de architectura", el romano dice haberlo recogido de culturas más antiguas.

Leonardo escribe las siguientes instrucciones en el mismo dibujo:

‹‹ Vitruvio el arquitecto, dice en su obra sobre arquitectura que la naturaleza distribuye las medidas del cuerpo humano como sigue: 

-que 4 dedos hacen 1 palma, y 4 palmas hacen 1 pie, 6 palmas hacen 1 codo, 4 codos hacen la altura del hombre. Y 2 codos hacen 1 paso, y que 24 palmas hacen un hombre; y estas medidas son las que él usaba en sus edilicios. 

-Si separas la piernas lo suficiente como para que tu altura disminuya 1/14 y estiras y subes los hombros hasta que los dedos  estén al nivel del borde superior de tu cabeza, has de saber que el centro geométrico de tus extremidades separadas estará situado en tu ombligo y que el espacio entre las piernas será un triángulo equilátero.

-La longitud de los brazos extendidos de un hombre es igual a su altura. 

-Desde el nacimiento del pelo hasta la punta de la barbilla es la décima parte de la altura de un hombre; desde la punta de la barbilla a la parte superior de la cabeza es un octavo de su estatura; desde la parte superior del pecho al extremo de su cabeza será un sexto de un hombre. 

-Desde la parte superior del pecho al nacimiento del pelo será la séptima parte del hombre completo.

-Desde los pezones a la parte de arriba de la cabeza será la cuarta parte del hombre. 

-La anchura mayor de los hombros contiene en sí misma la cuarta parte de un hombre. 

-Desde el codo a la punta de la mano será la quinta parte del hombre; y desde el codo al ángulo de la axila será la octava parte del hombre. 

-La mano completa será la décima parte del hombre; el comienzo de los genitales marca la mitad del hombre. 

-El pie es una sexta parte del hombre. 

-Desde la planta del pie hasta debajo de la rodilla será la cuarta parte del hombre. 

-Desde debajo de la rodilla al comienzo de los genitales será la cuarta parte del hombre. 

-La distancia desde la parte inferior de la barbilla a la nariz y desde el nacimiento del pelo a las cejas es, en cada caso, la misma, y, como la oreja, una tercera parte del rostro.

-El ombligo es el punto central natural del cuerpo humano. En efecto, si se coloca un hombre boca arriba, con las manos y los pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, ésta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies.››

Luego podemos ir directamente a los textos de Vitruvio (Libro III, capítulo I) donde nos expone como estas proporciones humanas son las que él, precisamente, empleaba en la construcción de edificios para reflejar la armonía "natural" que expresa, precisamente, nuestro cuerpo divino.

‹ Es imposible que un templo posea una correcta disposición si carece de simetría y de proporción, como sucede con los miembros o partes del cuerpo de un hombre bien formado. El cuerpo humano lo formó la naturaleza de tal manera que el rostro, desde la barbilla hasta la parte mas alta de la frente, donde están las raíces del pelo, mida una décima parte de su altura total. La palma de la mano, desde la muñeca hasta el extremo del dedo medio, mide exactamente lo mismo; la cabeza, desde la barbilla hasta su coronilla, mide una octava parte de todo el cuerpo; una sexta parte mide desde el esternón hasta las raíces del pelo y desde la parte media del pecho hasta la coronilla, una cuarta parte.

Desde el mentón hasta la base de la nariz, mide una tercera parte y desde las cejas hasta las raíces del pelo, la frente mide igualmente otra tercera parte. Si nos referimos al pie, equivale a una sexta parte de la altura del cuerpo; el codo, una cuarta parte, y el pecho equivale igualmente a una cuarta parte. Los restantes miembros guardan también una proporción de simetría, de la que se sirvieron los antiguos pintores y escultores famosos, alcanzando una extraordinaria consideración y fama. Exactamente de igual manera, las partes de los templos deben guardar una proporción de simetría perfectamente apropiada de cada una de ellas respecto al conjunto total en su completa dimensión.

El ombligo es el punto central natural del cuerpo humano. En efecto, si se coloca un hombre boca arriba, con sus manos y sus pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, esta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies. La figura circular trazada sobre el cuerpo humano nos posibilita el lograr también un cuadrado: si se mide desde la planta de los pies hasta la coronilla, la medida resultante será la misma que se da entre las puntas de los dedos con los brazos extendidos; exactamente su anchura mide lo mismo que su altura, como los cuadrados que trazamos con la escuadra.

Por tanto, si la naturaleza ha formado el cuerpo humano de modo que sus miembros guardan una exacta proporción respecto a todo el cuerpo, los antiguos fijaron también esta relación en la realización completa de sus obras, donde cada una de sus partes guarda una exacta y puntual proporción respecto a la forma total de su obra. Dejaron constancia de la proporción de las medidas en todas sus obras, pero sobre todo las tuvieron en cuenta en la construcción de los templos de los dioses, que son un claro reflejo para la posteridad de sus aciertos y logros, como también de sus descuidos y negligencias.››


Así, pues, siguiendo la tesis de Luís Castaño tenemos que el canon humano ideal sería un tipo que, en metros, reflejaría la siguiente proporción:

Es cierto que Luís Castaño traduce los 1.80 metros como 24 palmas, pero leyendo a Leonardo vemos en seguida que también podríamos decir que la altura humana representa 6 pies, 4 codos, 10 manos (del final de la muñeca al índice), diez caras humanas, etc.

Digo esto, porque si nos vamos a Egipto vemos en seguida como sus artistas normalmente dividían el canon humano en 18 partes; lo que se conoce como canon de 18 puños:



 Este canon, tomando el prototipo humano como 1.80m, es muy interesante; primero porque cada parte, llamada puño, mide idealmente 18/180 metros; es decir unos 0.10 m (las medidas nos indican que el puño medía 0.998 m -sin contar la marca). Pero por otro factor más.

18 es un número que nos permite relacionar el canon con los números de Fibonacci de forma que podamos expresar la unidad, entre otras cosas: acaso las siguientes ternas pitagóricas: 

Nota: podéis ver de donde surge esta terna aquí

Veamos, entonces, cómo de esta suma de Fibonacci sacamos la unidad al poder dividir 18 en dos segmentos, uno de los cuales es, precisamente la unidad:

18 = 2+3+5+8 = (2+3+5)+8 =10+8

Obviamente este 10 representa, en el canon, la unidad dado que cada puño representa un décimo de la unidad (1/10); de modo que 10 puños son, idealmente, la unidad. Y esta unidad, siendo el canon de 1.80m, es precisamente el metro. 

El metro como unidad del alma

Si observamos uno de los dibujos donde se representa esta segmentación de Fibonacci, por así decirlo, entonces distinguimos claramente como el metro representa:

- 2 puños: la cabeza humana, y por tanto la inteligencia

- 3 puños: el pecho humano, y por tanto, el carácter.

-5 puños: estómago y partes bajas, y por tanto, los instintos o deseos animales. 


Cualquiera que haya estudiado un poco filosofía, y en especial a Platón, sabrá que fue de los pocos griegos que logró iniciarse en los misterios de Egipto, al igual que Pitágoras, Orfeo y quizás también Tales de Mileto. Y sabrá también como nos representa el alma humana mediante tres partes, que coinciden al dedillo con esta partición de Fibonacci.

Al observar estas curiosidades no puedo dejar de pensar como la filosofía griega, y muy en especial la de Platón, es una obra artística fundamentada en el estudio matemático continuado buscando la proporción, la medida y armonía entre todas las cosas ¡Su razón de ser! 

Pero es cierto, lo expuesto no demuestra nada, más que una observación curiosa mía que, sin embargo, cuadra de forma sorprendente si atenemos a la fantasiosa idea de que ya los antiguos usarían el metro como unidad generatriz fundamental; reflejo del alma humana y por tanto, también, del mundo. 















 

 







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