lunes, 23 de septiembre de 2024

Aforismos y finanzas

De dominar a la gente

A nivel histórico tenemos 3 formas básicas de esclavizar y someter, a voluntad, a la gente:

1) Si nacieron esclavos o bajo una autoridad que regula sus vidas.

2) Si fueron conquistados y sometidos mediante la violencia o fuerza.

3) Si contrajeron deudas avalando con su persona.

Revolución contra las deudas

Es memorable una de las proclamas que exigía Solón (Atenas s. VI ac): no puede haber democracia -libertad para los ciudadanos- si la gente contrae préstamos y los avala con su persona, dado que luego pasa a depender íntegramente del prestamista.

A raíz de tal principio Solón exigió para la nueva democracia  ateniense que el endeudamiento fuera fuertemente regulado y limitado: nadie podía reclamar a un ciudadano ateniense que avalara personalmente un préstamo. 

También es notable lo que cuenta Salustio en su "la conspiración de Catilina",  para entender rápidamente que una de las primeras causas que dieron pie a esas brutales guerras civiles entre romanos fue el fuerte endeudamiento de un amplio espectro de la población, que llevó a la república hacia una sociedad sometida a los prestamistas. Cicerón, el oligarca, fue uno de ellos.  

Y si miramos la segunda guerra mundial veremos como el endeudamiento abusivo sobre ciertas poblaciones fue también uno de los desencadenantes de tamaño conflicto. 

Del sector financiero

Toda sociedad suele estructurarse, por actividad, en varios sectores: el político, el de seguridad (militares, policias), el productivo (servicios, industria, materias primas), el cultural, etc. Esto puede ser muy variopinto según las sociedades.

Pero cabe destacar un sector que, tradicionalmente, se ha mantenido un poco camuflado entre otros,  pero que, sin embargo, siempre ha manifestado cierta entidad propia: el sector financiero. Toda sociedad tiene un sector financiero. 

El sector financiero no es político, ni de seguridad ni es productivo ni cultural. Ahora bien, el sector financiero suele permear dichos sectores:

Para hacer carrera política se requiere de financiación

Para hacer la guerra se requiere de financiación

Para desarrollar empresas, negocios, productos, se requiere de financiación

Para desarrollar proyectos culturales y científicos se requiere de financiación.

Para establecer una religión se requiere de financiación.

De algún modo, el sector financiero es como la sangre de una sociedad: toma unos recursos de un "órgano social" y los transporta a otro para que se puedan dar a cabo ciertos procesos, los cuales generarán nuevos recursos, que serán transportados a otro "órgano social", etc.

De hecho, donde actúa el sector financiero allí crece un "órgano social", que a su modo afectará a la sociedad con lo que haga o deje de hacer. 

Con motivo el sector financiero debe, en general, analizarse a parte, y atender como los grandes financieros siempre han sido los catalizadores de grandes eventos sociales; como Craso, el mecenas de Julio César, quien preparó la tumba de la República para que naciera el Imperio. 

Prometer

Una deuda es siempre una promesa y un compromiso. La deuda es una acción moral.

Responsabilidad

Ante una promesa tan responsable es el que hace la promesa como quien se la cree y la acepta.

Romper promesa

¿Acaso Maquiavelo no tiene razón? Sólo los fuertes pueden prometer y olvidarse de lo que prometen ¡Se les perdona todo! A los débiles se les recuerda siempre y se les hace pagar duro si no cumplen.

Necesidad de creer

Son muchos los que aceptan promesas, simplemente porque necesitan que se cumplan ¡Viven de las promesas de los demás! Quién sepa jugar con las necesidades humanas los dominará.

Origen financiero del cristianismo como religión

En el judaísmo, a partir del s.II ac. empezaron a salir un montón de sectas diferentes: los terapeutas, los esenios, los hijos de la luz. Son los precursores de lo que hoy conocemos como cristianismo.

Lo característico de estas sectas fue su estructura financiera: la gente entraba entregando sus riquezas y pertenencias al grupo, que lo gestionaba a través de los "padres" o "guías".

En gran medida, cabe ver a Pablo de Tarso dentro de este mundillo de sectas hebreas fuertemente helenizadas y esparcidas por Asia menor, como uno de los encargados de expandir este tipo de finanzas hacia entornos no judíos, donde los gentiles se convertían al cristianismo, mientras ofrecían dinero, riquezas y patrimonio, a la causa. Luego, Pablo de Tarso, y sus compañeros, recaudaban y gestionaban esta riqueza para hacer crecer el número de cristianos gentiles. ¿Cómo? Creando iglesias católicas (abiertas a toda persona independientemente de su condición) donde se les daba comida, cobijo, estudios; ayuda económica, acaso trabajos; apoyo emocional, acaso el amor incondicional de Dios, etc Y de tal modo se convertía a gentes de toda índole al cristianismo: Bajo la dulce y entusiasta esperanza del inmediato advenimiento del reino de Dios sobre la tierra -la salvación.

Cabe ver el cristianismo, pues, como una red de sucursales bancarias, abiertas a todo el mundo, que se capitalizan mediante la caridad de sus socios y feligreses, mientras se dedican a financiar una estructura de iglesias o comunidades a través de las cuales incrementan sus apoyos: más creyentes, adeptos, influencias y por tanto, más capital y patrimonio a gestionar.  

De hecho, que el cristianismo se expandiera tan rápido seguramente responda, entendido esto, a su éxito financiero. Y no sólo dentro del imperio, donde terminó erigiéndose como religión oficial debido a esta capitalización alcanzada después de varios siglos de recaudación, sino también fuera, entre los pueblos bárbaros, quienes vieron en el cristianismo un mecanismo para financiarse y comerciar en un entorno muy convulso -la alta edad media.

Actualmente las ONG han copiado en gran medida este tipo de red financiera, hecho que ha afectado notoriamente a la sociedad. No en vano, detrás de ellas, fácilmente descubrimos importantes nombres financieros. 

 Los genios de las finanzas

Los grandes genios de las finanzas occidentales han sido, desde hace siglos, los judíos. Sus libros sagrados, que aprenden de memoria desde pequeños, están repletos de conocimientos financieros fruto de una milenaria experiencia. Y esta hegemonía les ha llevado a ganarse el feo apodo de usureros, o de perjudicar a las naciones gentiles con sus inversiones y estratagemas financieras. 

La verdad es, pero, que la cultura financiera judía está mucho más desarrollada que la gentil. No en vano dominan el sector completamente. A fin de cuentas, la mayoría de gentiles son financieramente hablando, sumamente analfabetos. Y por supuesto ignoran el poder de las finanzas dentro de una sociedad -de cómo a través del control financiero de una sociedad se controla el desarrollo de la sociedad, incluso su destino.  



Una pinzelada sobre las finanzas

Cabe entender las finanzas como el arte de gestionar los recursos. En una sociedad como la nuestra donde los recursos son fuertemente monetizados, podemos resumir las finanzas a "la gestión del dinero". En este sentido, ahí sus armas: la emisión de moneda, la regulación de los intereses, la regulación de los mercados, etc. 

Uno de los aspectos más importantes de una sociedad es la emisión de su moneda. Y el comportamiento de tal moneda no será más que un síntoma, o un reflejo, del estado en que se encuentra dicha sociedad. Una sociedad rica y potente gozará de una moneda fuerte y potente. Una sociedad pobre y débil sufrirá de una moneda pobre y débil, aunque intente maquillarla y ponerla guapa con un montón de artificios y patetismos financieros. 

Ahora bien, ¿qué ocurre si se toma la moneda de una sociedad fuerte y potente, y se la envilece a través de ciertas acciones financieras? Que la sociedad empezará a debilitarse simplemente porque la confianza para con ella caerá. Pues lo débil expresa desconfianza e inseguridad, mientras que lo fuerte, confianza; y la confianza permite libertad, creatividad, invertir ¡Da poder! -eso lo intuyen muy rápido las mujeres.

Por tanto, la moneda no sólo es un indicador de una sociedad, sino que también, y a la vez, es uno de sus resortes. Expresa la confianza y la seguridad que da la sociedad que la emite y regula. Con razón, por ejemplo, una de las primeras y más cruciales tareas que se ha propuesto Milei para sacar Argentina de la pobreza extrema a la que se dirigía de inmediato hace unos meses atrás ha sido poner todas las medidas para fortalecer el peso argentino, pues ello conllevará, a medio plazo, un empoderamiento del país al mejorar la confiança y seguridad comercial; que estaba por los suelos.   

El valor del dinero

Lo que hace rica a una sociedad, o a un individuo, no es propiamente el dinero, sino su capacidad productiva. En tal sentido, el valor del dinero en una sociedad incapaz de producir productos y servicios tiende a cero. Con razón , por ejemplo, los indígenas americanos no le daban valor al oro, que lo "regalaban" a los españoles a cambio de espejos. 

Ética de trabajo

¿Qué es necesario para generar una sociedad productiva? Básicamente, el lograr implantar una ética de trabajo: imprimirle un valor y una dignidad social y personal al "trabajo" para que las gentes acepten, incluso deseen, organizarse y someterse al rigor y la disciplina que exige todo proyecto a fin de lograr ciertos objetivos. En otras palabras, Marx no tiene razón: la base de la estructura económica de un país es, en gran médida, su ética, sus valores, su espíritu o voluntad. No al revés. 

Así vemos como la edad moderna, durante la revolución industrial, se implantó esa proclama que afirmaba sin tapujos: "el trabajar nos hará libres". 

En fin, detrás de la riqueza hay, siempre, una disposición ética muy peculiar, ya de las sociedades ya de los propios individuos. Esto también lo ha destacado Robert Kiyosaki en sus obras divulgativas, aunque luego, sus conclusiones e interpretaciones sobre tales observaciones sean más o menos discutibles.

El poder del dinero en una sociedad productiva

Sólo en una sociedad mínimamente productiva el dinero tiene valor como mecanismo de intercambio de productos-servicios, y por consiguiente de voluntades.  En tales sociedades, pues, el dinero es el anzuelo para incentivar la productividad, es decir, que la gente trabaje, se organice y se arriesgue a crear nuevos proyectos. 

Es un error, pues, considerar que el dinero sirva, simplemente, para consumir. Cuando una sociedad tiende a usar el dinero básicamente para consumir la sociedad empieza a descapitalizarse y empobrecerse. Pierde tejido económico. En cambio, cuando una sociedad ahorra e invierte, la capacidad productiva de la sociedad tiende a incrementarse y por tanto, se enriquece. 

Dicho esto, la tendencia occidental de los últimos 20-30 años en convertirse en sociedades de consumo puede manifestar una tendencia a descapitalizarse y empobrecerse. Y en efecto, el nivel de inversión y de capacidad adquisitiva occidental, en especial en Europa, ha ido bajando con las décadas, mientras se ha suplido mediante mecanismos de endeudamiento. 

Consumo y deuda

Las democracias occidentales han sido sometidas por un cierto ámbito del sector financiero que ha ido ganando un peso inmenso dentro de nuestras sociedades. Ha sido este sector quien ha promovido el consumo a costa del ahorro y la inversión, porque ello implica un aumento del endeudamiento ¡Y este sector financiero vive de la deuda! Cuanto mayor sea el endeudamiento de individuos, familias, empresas y estados mayor es su poder de control social.

También ha sido este sector financiero el que ha promovido los valores antitrabajo en la cultura y los medios occidentales. Han desincentivado el valor del trabajo para incentivar el endeudamiento de la gente con la golosina de mantener un cierto nivel de consumo. 

En concreto, se ha promocionado el endeudamiento de los estados como mecanismo para repartir dinero entre la población que ha ido abandonando el sector productivo. Con ello, los estados se han lanzado a manos de los sistemas financieros. 

Incentivar a que debas

Este sector financiero financia partidos políticos manirrotos mediante ideologías populistas. En la medida que los estados se endeudan se someten a este sector y sus dictámenes. Mediante pura demagogia el estado manirroto irá en contra de cualquiera que defienda un equilibrio, una salud  e independencia económica, porque ello conlleva ponerle el bozal a este sector financiero depredador. 

Agenda 2030

Fomentar el consumo a costa de un endeudamiento perpetuo, y con él, el sometimiento de la población a los deudores. 

Inmigración

Uno de los motivos de peso para fomentar la inmigración masiva que sufren los países desarrollados es la de fomentar el consumo interno para que el PIB no caiga. 

Comprar barato

Para adquirir a buen precio las cosas hay que esperar que quien lo posea se arruine. O forzar a que se arruine y deba liquidar.

El socialismo progresista

EL socialismo progresista es la ideología empleada, y promocionada, por cierto sector financiero para endeudar las sociedades y someterlas a su arbitrio. Con el FMI se ve clarísimo que su negocio es dar préstamos a estados manirrotos para así someterlos a sus dictámenes. Con motivo a Milei no le quieren refinanciar.  

Financiar a los políticos

Se les presta un dinero que no van a devolver sino mediante favores.

Crear dinero

Los bancos centrales han logrado que ganar dinero, poco a poco, ya no sea fruto del trabajo y la capacidad productiva de la sociedad, sino de afinidades políticas. El dinero que crea el banco central via deuda se entrega a quien interesa, que si viene al caso no hace falta que devuelva. 

Inflación

Una sociedad económicamente sana y en crecimiento experimentaría un poco de deflación año a año como un reflejo de su crecimiento económico ¡Esto lo reconoce incluso Marx! Pero al sector financiero no le interesa en absoluto, pues la deflación es un obstáculo para el endeudamiento. Es el sector financiero quién suele forzar a que haya cierta inflación a costa de lo que sea, por ejemplo, torpedeando la productividad mediante múltiples estrategias. O alentando a los estados a subir impuestos. O incluso financiando guerras, mientras busca "chivos expiatorios" para echarles la culpa y tener a la población obnubilada con una astuta propaganda.

Impuestos

El peor impuesto contra la población es la inflación. La inflación revienta la capacidad de ahorro y estresa la capacidad de inversión. De hecho, la inflación es la fiebre que avisa de una enfermedad infecciosa grave en el sistema.