martes, 13 de enero de 2009

Del arte poética

En relación con lo dicho, pues, no es oficio del poeta el contar las cosas como sucedieron, sino como debieran o pudieran haber sucedido, ya fuera porque era probable o bien necesario; porque el historiador y el poeta no son diferentes por el mero hecho de hablar en verso o en prosa (pues se podrían poner en verso lo narrado por Herodoto, y no menos sería la verdadera historia en verso que sin verso); sino que la diversidad consiste en que el primero cuenta las cosas tal cual sucedieron, y el poeta como era posible que sucediesen. Por eso la poesía es más filosófica y sublime que la historia; por cuanto la primera trata las cosas de forma universal, mientras la segunda se refiere a su forma particular.

Texto de Aristóteles, sacado del arte poética

sábado, 10 de enero de 2009

Julio César

Los hombres son un espectáculo digno de ver ¡Ay.... si fuéramos Dioses! ¿Levantaríamos el pulgar?

Cuando se mira hacia el futuro sin atisbar escapatoria alguna, creyendo -Todo está perdido- y suspirando al no poder hacer nada, no todo el mundo actúa de la misma forma, puesto que no lo siente igual ni, por consiguiente, lo afronta igual.

Los carácteres más nobles, es decir, esos hombres acostumbrados a vivir a su antojo, libremente y con prodigalidad, afrontan semejante tipo de fatalidad con cierto encanto: no pocas veces se vuelven libertinos, como Petronio en la Roma de Nerón o como el Marqués de Sade en la decadente Francia absolutista y revolucionaria, o también, como hacen hoy en día algunos empresarios que ven desmoronarse sus imperios en manos de la crisis. Otras veces se vuelven filósofos y poetas, como Platón, y se dedican a buscar la Verdad más allá de ese mundo corrupto, decadente e injusto que les ha tocado vivir, eso sí, creando las más esperpénticas piruetas del espíritu. Otras veces, apelando a su orgullo, simplemente se cortan las venas... como Catón "No he decidido nacer, pero sólo yo decido cuando morir". Sin embargo, lo que les caracteriza es que ante el infortunio y la crueldad de la vida éstos nobles no se indignan; simplemente aceptan que, en el juego de la vida, ellos han perdido.

Hay otro tipo de hombres, aún más supremos si cabe, es decir, más raros, como Julio César por ejemplo. Cuando todo el mundo les da por muertos, cuando la situación se vuelve sumamente crítica y peligrosa para sus intereses, precisamente entonces, ellos renacen con más fuerza.

Cuando leo los textos del propio Julio César; cuando medito sobre él, sus acciones, sus reflexiones, sus relaciones, su temperamento, su encanto y seducción, no creo que, hoy por hoy, la gente normal tan siquiera pueda imaginarse qué clase de fuerza de la naturaleza fue. Ya es mucho que los hombres semi-educados de la actualidad atiendan a su nombre. Y cuando algunos dicen: Gandi o Jesús fueron grandes hombres, no consiguen de mí más que un gesto de desdén.

Para la mayoría de la gente pedir un préstamo bancario se vuelve en una odiesa. César triunfó allí donde todos perecieron... y siempre partiendo con desventajas.

¿Habrá que ser un descendiente de Venus para llegar alcanzar semejante superioridad vital, semejante confianza para con la vida?

Lo único que la posteridad ha podido criticarle a Julio César es la causa de su lucha -Él siempre luchó por él mismo, hasta someter la república a su persona-. Sin embargo, esto es ley de vida: lo mejor debe dominar "Y donde no se piensa así, allí falta, precisamente, lo mejor".



jueves, 8 de enero de 2009

El arte de saber leer


D
e ordinario se considera la escritura como arte. Se ve al escritor, así al pintor, como artista. Muchos son quienes alaban las artificialidades, las bellezas y las ondulaciones del alma que un escritor parece capaz de describir y narrar. Sin embargo, nadie presta atención al lector... al que debora el libro, lo recrea y lo interpreta.


Hay mucho arte en toda interpretación. De hecho, la mayor parte del efecto que produce una obra no proviene de la propia obra, sino del propio lector. No en vano distintos carácteres, sociedades incluso épocas han valorado de forma harto distinta las 'mismas' obras; no compartían los mismo criterios ni, en verdad, 'veían' ahí exactamente las mismas obras.

Aunque nosotros también leamos a Homero, en verdad no leemos al mismo Homero que leían los griegos del s.V ac. Nuestra interpretación, nuestra recreación y por tanto, la idea que apreciamos al leer esos poemas es harto distinta a la de los griegos ¡Homero nos sabe a nuestro modo! Al leerlo, vemos cosas que pasaban desapercibidas para los griegos, mientras ellos veían cosas que nosotros desconocemos.

En definitiva, a despecho de lo que creen algunos ilusos culturales, que no son pocos, leer es un arte y como tal requiere de un proceso continuado e ininterrumpido de perfeccionamiento o mejor dicho, evolución.

Saber repetir en voz alta lo que dice un texto puede ser considerado como un tipo de analfabetismo.

El lenguaje comunica muchas cosas, pero sólo para quienes tienen oídos para ello.

miércoles, 7 de enero de 2009

La Rochefoucauld


H
ay muchos remedios que sanan el amor, pero ninguno es infalibre


La duración de nuestras pasiones depende tan poco de nosotros como la duración de nuestras vidas

La pasión convierte a menudo al más sensato de los hombres en loco y a menduo, también, al más loco en sensato.

Existe en el corazón una generación perpetua de pasiones, así que la ruina de una coincide casi siempre con el advenimiento de otra.

Las pasiones engendran a menudo otras que son sus contrarias.

todos tenemos fortaleza suficiente para soportar los males ajenos.

Se necesitan virtudes más grandes para soportar la prosperidad que la suerte adversa.

Ni el sol ni la muerte se pueden mirar de hito en hito.

A menudo se hace ostentación de las pasiones, aunque sean las más criminales; pero la envidia es una pasión covarde y vergonzosa, que nadie se atreve nunca a admitir.

El mal que hacemos no nos trae tanta persecución y tanto odio como nuestras buenas cualidades.

Tenemos más fuerza que voluntad, y a menudo para disculparnos a nosotros mismos suponemos que las cosas son imposibles.

Si no tuviésemos defectos no sentiríamos tanto placer descubriendo los de los demás.

Si no tuviéramos orgullo no nos quejaríamos del de los demás.

Prometemos según nuestras esperanzas, y cumplimos según nuestros temores.

El interés habla toda suerte de lenguas y representa toda suerte de personajes, incluso el del desinteresado.

Los que ponen demasiado empeño en las cosas pequeñas, por lo común se hacen incapaces para hacer las grandes.

Carecemos de fuerza suficiente para seguir toda nuestra razón.

Nunca somos tan felices ni desdichados como creemos.

Si juzgamos al amor por la mayoría de sus efectos, se parece más al odio que a la amistad.

En la mayor parte de los hombres el amor a la justícia no es más que el miedo a sufrir la injustícia.

El silencio es lo más seguro para quien desconfía de sí mismo.

Sonroja más desconfiar de los amigos que ser engañado por ellos.

Los hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad si no se dejasen engañar unos por otros.

Todo el mundo se lamenta de su memoria, y nadie se lamenta de su criterio.

Es tan facil engañarse a uno mismo sin darse cuenta como engañar a los demás sin que se den cuenta.

El propósito de no engañar jamás nos expone a ser engañados.

Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos para nosotros mismos.

A menudo se hace el bien para hacer impunemente el mal.

La manera más segura de ser engañados es creernos más astutos que los demás.

A veces basta ser grosero para que no nos engañe un hombre hábil.

La debilidad es el único defecto que no puede corregirse.

Por lo común sólo se elogia para ser elogiado.

No basta con tener grandes cualidades, hay que saber administrarlas.

A menudo, lo que nos impide abandonarnos a un solo vicio es que tenemos varios.

El verdadero hombre de mundo es aquel que no se jacta de nada.

Quien vive sin locura no es tan cuerdo como cree.

El valor completo es hacer sin testigos lo que uno sería capaz de hacer ante todo el mundo.

Es una insigne locura querer ser cuerdo frente a todos.

Es una gran inteligencia saber ocultar su inteligencia.

No hay nadie tan inteligente que pueda saber todo el mal que hace.

Es imposible amar por segunda vez lo que verdaderamente se dejó de amar.

La causa de que los enamorados no se aburran nunca de estar juntos es que siempre hablan de sí mismos.

Las personas débiles no pueden ser sinceras.

Sólo las personas despreciables temen ser despreciadas.

En los celos hay más amor propio que amor.

Si confesamos defectillos es para convencernos de que no tenemos defectos grandes.

Se perdona mientras se ama.

La mayoría de las personas tienen, al igual que las plantas, propiedades ocultas que el azar pone de manifiesto.

Para ser un gran hombre cabe aprovechar toda la suerte de que se dispone.

Las únicas personas que nos parecen sensatas son las que opinan como nosotros.

Cuando se está enamorado a menudo se duda de aquello que se cree más.

Un hombre cabal puede enamorarse como un loco, pero no como un necio.

Por lo común, sólo elogiamos de buena de gana a quienes nos admiran.

La mayoría de los jóvenes creen ser naturales, cuando no son más que descorteses y groseros.

Un necio no tiene madera de bueno

Sólo deberíamos sorprendernos de que aún podamos sorprendernos.

Nadie se equivoca más amenudo que aquellos que no pueden sufrir equivocarse.

En el amor quien sana primero sana mejor.

La confianza ayuda más a la conversación que el ingenio.

No hay necios más incómodos que los que tienen ingenio.

lunes, 5 de enero de 2009

Amor intelectual hacia Dios

Escribe Spinoza con la alegre serenidad que le caracteriza "Nos deleitamos con todo cuanto entendemos por intuición, y ese deleite va acompañado por la idea de Dios como causa de sí mismo".

Hay que recordar que para Spinoza Dios no es más que la Naturaleza como totalidad; de aquí su famoso lema Deus sive Natura.

Cabe traducir lo que nos dice Spinoza de la siguiente forma: Cuanto más conocemos algo de la Naturaleza más disfrutamos y nos deleitamos, y este goce viene acompañado por la idea de que la Naturaleza se produce constantemente a sí misma, puesto que es eterna.

domingo, 4 de enero de 2009

Cuestión de Tiempo


Hoy cumplo 29 años. La verdad es que ya no me acordaba, pero cuando empiezas a recibir felicitaciones... Si fuera por mí, creo que me olvidaría de cuantos años tengo.


Precisamente ayer, cenando con Gouns, estuvimos hablando sobre el Tiempo, sobre la necesidad de la gente de estipular el tiempo, de organizarlo en días, horas, meses, años; en fin, esa imperiosa necesidad de marcar fechas señaladas para creer, así, que nuestras vidas siguen un sentido y un orden.

Las Olimpiadas, las Navidades, los Aniversarios, los cíclos... Toda esta mitología mantiene la mente de la gente ocupada y distraída ¡Y cuanto reconforta y congratula eso a nuestro feroz espíritu!

Nuestra capacidad quimérica ruge tan esperpéntica y monstruosa que sin estas 'distracciones' nos volveríamos locos ¡Nuestra mente, desatada, puede ser harto peligrosa! No en vano la sociedad precisa estipular y consensuar ficciones tales que den orden, color y sentido a las vidas de la gente, aunque a veces éstas se vuelvan un poquitín molestas y problemáticas.

Lo curioso del caso es apreciar, luego, como no son pocos los ilusos que pretenden sacar ciencia de nuestras convenciones y nuestra mitología.

Cuantas cosas hay aún dignas de ser estudias, como nuestra sorprendente capacidad de vivir en nuestro propio sueño.

En fin, un año más a cuestas... pero, ¿qué significa eso?

sábado, 3 de enero de 2009

Cosa de médicos

La carrera de medicina es larga y pesada... machacona. Y no en vano, no garantiza para nada que uno se vuelva en un buen médico.

¿Qué es ser buen médico? Ante todo, hay que gozar del don de la prevención: atajar los problemas antes de que éstos surjan ¡Aunque eso no otorgue fama ni reconocimiento!

El pueblo cree que a grandes problemas grandes soluciones, y que los mejores son, precisamente, los que aportan estas grandes soluciones. Pero el pueblo se engaña porqué ve poco y mal: los mejores son quienes no dejan que los problemas se hagan grandes, es decir, evidentes para todo el mundo ¡Dominan la situación antes de que los problemas se vuelvan problemas para cualquiera!

El buen médico no ve, sino que huele lo que la gente normal aún no aprecia ni distingue -Diagnostica de forma instintiva las enfermedades al percibir las debilidades y los dolores con audacia y precisión. Sexto empírico nos legó un texto bellísimo al respecto, que ahora no tengo a mano para transcribir, pero que insto a quien quiera que lo busque.

He sufrido muchas lesiones de muy diversa índole a lo largo de mi vida. Sé qué es el dolor por mi propia carne, no hace falta que me lo cante un poeta. He recorrido un montón de especialistas y médicos y digo -Nunca te fíes de la medician general. Ésta es para el pueblo.

Si los deportistas de élite se dejaran aconsejar por la medicina general, los deportistas tardarían 3 o 4 veces más de tiempo en recurperarse de sus dolencias. Si es que llamamos recuperar el dejar los nervios atrofiados y hechos polvo por la inmobilización, los anestésicos y los relajantes musculares.

La medicina general tiene algo de peligrosa: tiende demasiado rápidamente a recetar inflitraciones, antibióticos, sedantes y drogas. Y esto lo mata todo. Son mecanismos de exterminación total. Y si bien uno acaba por recuperarse, lo hace siendo más débil. Es decir, la medicina general raramente se dedica a practicar terapias de curación a partir de un fortalecimiento.

Todo problema que se vuelve en un problema popular, general, 'grande' requiere de 'grandes' soluciones. Pero éstas nunca son las mejores, aunque en último término quizás se hagan precisas.

Aplicase por analogía esta visión, no sólo a la medicina, sino al estudio de las sociedades, las instituciones y las épocas enteras.

La predicción fisiológica no depende de un algoritmo, como la prevención de un estado de salud no lo depende. Y lo que todo el mundo (o por defecto la mayoría) considera una solución, acaso la gran solución, nunca es la mejor solución; esta valoración sólo indica que tal solución es la única que el pueblo es capaz de aplicar después de dejar que el problema llegara a tales dimensiones.