No pocas veces nos resulta más fácil mostrar cierto amor y afecto para con quienes, a decir verdad, tampoco deseamos tanto. En estos casos nos resulta fácil actuar y seducir, pues sabemos que nuestros afectos y atenciones para con ese son una especie de atuendo, que en un momento dado podremos sacarnos de encima.
En cambio, muchas veces nos vemos incapaces de mostrar amor y afecto para con quienes sentimos una atracción feroz. Tememos nuestros propios deseos y, para protegernos, actuamos como si esa otra persona no nos afectara para nada ¡Nos mostramos incluso indiferentes!
El colmo llega cuando actuamos como si odiásemos a esa persona, pero porque la deseamos.
En cambio, muchas veces nos vemos incapaces de mostrar amor y afecto para con quienes sentimos una atracción feroz. Tememos nuestros propios deseos y, para protegernos, actuamos como si esa otra persona no nos afectara para nada ¡Nos mostramos incluso indiferentes!
El colmo llega cuando actuamos como si odiásemos a esa persona, pero porque la deseamos.
1 comentario:
El problema es que nadie quiere arriesgarse a sentirse mal (una especie de cobardia). Solo lo que nos resulta importante nos puede afectar.
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