jueves, 20 de noviembre de 2008

Somos irrefutables

Disculpad por mi torpeza; por dar coba una y otra vez a un mismo tema: sobre la Verdad. Casi diria que me muevo por obsesiones ¡Hasta no saciarlas no me calmo! ¿Y quién no es así, acaso los hombres calmados?

Hablaba el otro día, o esto creo recordar, que podemos dudar de todo, pero no de la Existencia. Admito que el tema presentado así queda un poco ambiguo y demacrado -¿Qué entiendes por Existencia?- Se me puede recriminar. Cierto que la Existencia no viene a ser lo mismo para un Descartes que para un Cristiano o para un Kant que para un Ciorán... Bueno, de momento dejémoslo así.

Sea lo que sea la Existencia o en su defecto lo Irrefutable, vale decir que ni Pirro ni el más nihilista del mundo es capaz de vivir en la más pura Nada. En última instancia requerimos considerar algo como irrefutable, como básico ¡Hay que agarrarse a algo!

Llamamos verdad absoluta a nuestras opiniones irrefutables ¿Significa eso que éstas sean realmente irrefutables e indudables? No seremos nosotros quienes vayamos a poner la mano en el fuego en estos temas ¡Ya no són tiempos para autos de fe!

Sí, la ciencia (las opiniones verdaderas) existe y se fundamenta sobre nuestras verdades irrefutables... irrefutables según un método, unos criterios, una forma de vida, en fin, según una sensibilidad para con respecto a todo cuanto nos afecta. Quien sabe, seguramente cambiando todo esto, entonces, cuanto nos parecía irrefutable acaba por caducar en nuestros corazones.

Cierto es que aburrimos por completo a esos cuya única estratégia de refutación consiste en argumentar: tal opinión es falsa porqué no me gusta, porqué me desagrada, porque me perjudica, porque no le veo la utilidad, porqué no entiendo muy bien qué quiere decir... o bien, y esto ya nos parece el colmo, cuando se arguye: ¡Porque no quiero agarrarme a nada! ¡Porqué soy libre de pensar lo que me parezca! Para nosotros, éstos no son argumentos filosóficos. En la plaza, la peluquería y la barra del bar quizás sean válidos y aplaudidos, pero no en este terreno nuestro.

Así entiendo yo la filosofía, es decir, la ciencia primera: como una lucha por buscar la Verdad, ¡lo Irrefutable!... Tumbando y degollando antiguas irrefutabilidades. Todo lo demás es para aficionados y cuenta cuentos. Y si la filosofía ha caído en desprestigio es porque los aficionados han acabado por bajar al campo implantando a destajo sus atropellos.

En qualquier caso, quizás, como ya le sucedió a Ulyses, ésta aventura algo brutal y violenta que es la filosofia, aunque estalle en la esfera intelectual, no nos lleve más que de regreso a nuestra Itaca. Quizás el destino de la cultura, la ciencia, la civilización, el progreso, a fin de cuentas, no sea otro que devolvernos a la animalidad... pero una animalidad diferente, más experimentada, más satisfecha... Quizás nuestra última irrefutabilidad sea: por más que busquemos y nos extraviemos no podemos salir de lo que somos.

Como ya dije otra vez... éste es nuestro lema:

AUDAXVIANTUR

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