La mayoría de los predicadores de la vida, los defensores de la vida, más bien actúan en detrimiento de la especie humana. Son caballos de troya y parásitos... Dicen que defienden la vida cuando, a fin de cuentas, defienden, sólo, su idea de la vida ¡Cómo si la vida no pudiera mirarse a través de más ideas, incluso absolutamente contrarias y refractarias a esa!
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