La mayoría de los hombres, y no analfabetos por cierto, aún piensan en términos casi prehistóricos: creen en la definición más antigua de justicia, que dice -Justicia es reciprocidad: si yo te doy algo tu me debes tanto-. Si este lazo de necesaria reciprocidad se rompe siempre oiréis alguna de las partes clamar al cielo contra tan gran injusticia.
¡Cuántas violencias se han promocionado legítimamente en nombre de la justicia! Ahí tenéis a la policía, sin ir más lejos, actuando como protectora de la necesidad de este lazo en la mayor parte de los pactos sociales.
La idea de causa-efecto, fundamental para el desarrollo de la ciencia mecánica, parece nacer, precisamente, de esta primitiva idea de justicia ¡Cómo vamos a extrañarnos, luego, de que los científicos describan el mundo en base a leyes! Y es que, como ya decía Heráclito, sólo hay justicia en donde hay ley.
También es una creencia antigua la que dice: en donde hay un poder hay una ley... y en donde no llega un poder ni se cumple su ley ni su justicia puede alardear de legitimidad ¿Se comprende qué significaba la omnipotencia divina en los racionales sistemas de los filósofos modernos?
Pero es más: en donde hay más de una ley en conflicto entre sí ahí hay una lucha de poder ¿Se intuye qué implica eso?
2 comentarios:
No sé si estás familiarizado con el concepto de reciprocidad del imperio incaico (el mundo andino en general), es muy interesante y lo mejor de todo es práctico.
Ostra... pues no estoy familiarizado.
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