En los tres post anteriores de esta serie hemos visto un poco qué es el Bitcoin, (la blockchain), su valor intrínseco como producto, para luego repasar qué es el socialismo y con él, el liberalismo y el comunismo teórico como sistemas políticos ilustrados.
En definitiva pues, me parece que la capacidad que tiene la blockchain de actuar de forma descentralizada es, precisamente, el nexo común entre los distintos socialismos ilustrados: el individuo deviene como único responsable de sus acciones dentro de la blockchain por la ausencia de intermediarios que operen en su nombre y con ello, que le controlen de un modo u otro. Es este hecho el que hace del Bitcoin un instrumento sumamente seductor tanto para libertarios conservadores, para hackers anarquistas, para demócratas convencidos como también para comunistas teóricos.
Obviamente, para toda voluntad despótica, estatalista, paternalista y que, por consiguiente, vive de alguna forma de la intermediación, entonces la tecnología blockchain supone un peligro capital. No en vano la desacreditará, la ridiculizará, la intentará prohibir o le echará encima un montón de FUD. En fin, intentará que la gente se mantenga en "su minoría de edad financiera" inyectando miedo e inseguridad para con el mundo crypto. ¿Acaso le queda otra?
Bueno, le queda la opción de usar esa vieja máxima moral de guerra que dicta: "si no puedes vencer, únete al enemigo." Y como el mundo crypto, como así lo fue internet desde sus inicios, resulta imposible ya de parar, la decisión que van tomando a regañadientes muchos de los grandes intermediarios "sociales" es la de crear sus propias cryptomonedas. Pero, probablemente, sucederá lo que ya sucedió con periódicos y editoriales.
En cualquier caso, el hecho es que gracias a la tecnología cryptográfica es posible, y quizás ya inevitable, ir hacia un mundo donde las decisiones, no sólo financieras sino de cualquier índole, sean en gran medida descentralizadas. Es decir, que las decisiones dependan en exclusivo de los elementos que intervienen directamente, y nadie más.
¿Nos traerá eso un mundo mejor? Cualquier fan del Bitcoin posiblemente te dirá que sí sin mucho pestañear. Sin embargo, aquí uno sólo se atreve a decir que, quizás y en todo caso, sólo será un mundo más "ilustrado e inteligente". Es más, igual Schopenhauer tenía razón cuando afirmaba con su acidez característica: "vigila con lo que desees, que lo puedes conseguir". De hecho, Schopenhauer fue el primer pensador post-moderno, al destapar cuanta falsedad, bajeza y mentira esconden, tras esa brillantina moral eurocéntrica suya, los ideales modernos de la ilustración.
Sea como sea, y tal y como ya se expuso en el primer post de esta serie, resulta importante retomar que el bitcoin, de por sí, no es ninguna moneda, sino que el "monetario" sólo es uno de sus posibles usos ¡Y tiene más!
El Bitcoin, en esencia pues, sólo es una cierta capacidad de enviar información encriptada de un emisor a un receptor a través de una red descentralizada y limitada, autónoma y segura. Por tanto, como estamos hablando de una red que recibe y envía información, y la información es neguentropía (energía útil), entonces puede tener muchos más usos.
Para indagar hasta donde nos llevan algunos de estos nuevos usos de la blockchain se están empezando a desarrollar los contratos inteligentes y los oráculos, que prometen revolucionar todo tipo de tascas de gestión: desde la democracia misma, a la gestión empresarial, a los servicios de seguros, a la aplicación de la justicia, a las apuestas o a la gestión de sistemas robóticos.
Contratos inteligentes (smart contracts)
Hablamos de protocolos o instrucciones que se pueden agregar en el código fuente mismo de una blockchain para que, dadas ciertas circunstancias objetivas, la blockchain haga ciertas acciones.
A modo práctico, pues, un contrato inteligente es un acuerdo entre dos o más partes en un entorno de red encriptada donde se define qué se puede hacer, cómo se puede hacer y qué sucede si algo no se hace.
Un ejemplo de smart contract es el núcleo de funcionamiento de la aplicación BISQ(aquí); un exchange descentralizado de compra/venta e intercambio de cryptomonedas: dos personas pactan las condiciones de intercambio entre bitcoins y euros, por ejemplo, y cuando uno ha pagado por transferencia bancaria los euros pactados, entonces automáticamente la red envía los bitcoins a la contraparte, cerrando así el acuerdo establecido. Para garantizar el cumplimiento de las partes se pueden añadir protocolos de "mediación de una tercera parte" o, simplemente, protocolos de "destrucción mutua asegurada" (ver), los cuales disuaden a cualquiera de las partes a incumplir lo pactado perjudicando con ello a las demás".
Otro ejemplo de smart contract son los protocolos para recibir de forma automática herencias. Se puede establecer un protocolo para que una persona reciba bitcoins como herencia tuya. Para ello se establecen dos códigos en tal contrato, el tuyo y el que le das a la otra persona. Las instrucciones pueden ser, por ejemplo: si durante más de un año tu no has introducido ni una sola vez tu código en el contrato establecido, entonces cuando la otra persona introduzca el suyo recibirá todos los fondos de la dirección estipulada en el contrato -Se pueden estipular otras condiciones, pero se entiende la idea y lo más importante, no se precisa de intermediarios, como notarios por ejemplo, para asegurar que los fondos llegan a la persona que desees con absoluta confidencialidad y seguridad.
Los Oráculos
Los Oráculos permiten enlazar las instrucciones que se le dan a la blockchain con datos que vienen del mundo exterior para que los usen en sus acciones. Por tanto, los oráculos se emplean conjuntamente con los smart contracts para hacerlos mucho más versátiles y así aplicarlos en un montón de situaciones diversas.
Un ejemplo sería estipular un smart contract entre una tienda online y sus potenciales clientes, usando un oráculo que enlace el contrato inteligente con un servidor público de firmas sobre "pedidos aceptados".
Mediante este smart contract, primero, el cliente deposita el pago en bitcoins del pedido "dentro del contrato" (estos bitcoins, de momento, no son ni del cliente ni de la tienda, sino del propio contrato). Así pues, este pago resta paralizado hasta nueva orden.
Mientras tanto, la tienda online prepara el pedido y lo envía usando una empresa externa de transporte, que lleva la mercancía hasta casa del cliente. Éste la comprueba y firma digitalmente el recibo de "pedido aceptado" -Por ejemplo mediante un token. Entonces, esta firma digital sube al instante a un servidor público de firmas, que puede ser "leído" automáticamente por el oráculo que se tiene enlazado al smart contract.
Este oráculo, pues, detecta de inmediato el recibo del pedido como "aceptado"; información que envía al contrato inteligente y en cuestión de segundos el depósito queda liberado en favor de la tienda a fin de cobrar la mercancía vendida. Sin embargo, en caso que al recibir el pedido el cliente lo retornarse por cualquier motivo previamente estipulado por contrato, entonces el cliente firmaría digitalmente un recibo de "pedido no aceptado", que subiría al servidor de firmas públicas. De inmediato el oráculo "leería" la renuncia del pedido y enviaría dicha información al smart contract, que devolvería de inmediato los fondos al cliente y los motivos de la renuncia a la tienda online. Aquí, ciertamente, no hay interpretación ni conflicto posible entre las partes: el contrato se efectúa automáticamente según los datos objetivos estipulados ¡Eso es ser inteligente!
Otro ejemplo; usar oráculos para realizar votaciones ciudadanas. Cada vez se están llevando a cabo más proyectos de esta índole y que permiten mejorar la práctica de la democracia, dado que tales votaciones resultan ser más cómodas, transparentes, inmanipulables, 100% confidenciales, ágiles de gestionar y de aplicar. Por ejemplo, hace ya un par de años el ayuntamiento de Alcobendas realizó un proyecto piloto empleando la red ethereum para desarrollar un pequeño referéndum entre la población sobre distintas cuestiones vecinales (ver el proyecto aquí).
Este mismo ejemplo da entender el alcance de las redes cryptográficas en la gestión organizativa, no solo de un ayuntamiento, sino también de una empresa o una comunidad cualquiera. Es más, uno visualiza como creando un entramando de contratos inteligentes, ligados a múltiples oráculos, entonces se podrían llegar a gestionar ciudades de forma completamente inteligente, es decir, automática. (ver algunos proyectos de "smart cities" aquí)
NFTs, Tokens no fungibles.
Dentro de una red cryptográfica se pueden crear distintos tokens o "vales de valor" . La red de Ethereum es, actualmente, la más usada para crear tokens, que son gestionados mediante la propia red.
Los tokens son como "vales" o "tiquets" que dotan de un valor virtual un objecto, una acción, un dato, un derecho, una información, etc.
Un ejemplo tradicional de uso de token: si vamos al cine y compramos una entrada, la entrada es un token que representa en papel "el poder ver cierta película en ese cine en una fecha/hora concreta." Obviamente, una entrada la puedes revender, pero por sí misma no suele usarse como moneda, y sin embargo tiene un valor concreto de uso, es decir, proporciona un derecho a su poseedor. Así pues, a través de la tokenización se pueden crear "vales virtuales" para cualquier cosa con los cuales obtener ciertos derechos y beneficios.
Muchos de estos tokens, como sucede con los mismos vales o tiquets, pueden ser reproducibles e ilimitados, desechables, etc. Sin embargo es posible crear un tipo de tokens muy particulares: los NFTs (Non Fungible Tokens).
Estos tokens tienen la particularidad de ser únicos y limitados, infalsificables e irreproducibles. Precisamente en esta singularidad suya reside su propio valor. Y ya están empezando a utilizarse para tokenizar obras de arte o acciones de empresas, en sistemas de identificación descentralizados (DID) que luego pueden ser usados en votaciones ciudadanas descentralizadas 100% confidenciales y a tiempo real, o para digitalizar y virtualizar propiedades inmobiliarias que luego pueden ser gestionadas mediante smart contracts sin más.
En resumen, y para explicarlo en términos platónicos, es posible transportar cualquier valor del "mundo humano" (físico) al "mundo virtual" (inteligente o máquina) mediante tokens, y en concreto tokens singularísimos, limitados e irreproducibles (NFTs), a fin de emplearlos en smart contracts usando oráculos.
Ciertamente se nos abre ante nosotros un nuevo mundo; un mundo dominado por la inteligencia, es decir, por las las máquinas y su increíble capacidad de automatizar en tiempo real gestiones complejas y descentralizadas. Por lo tanto, se nos plantean nuevos retos y problemas que poco a poco dejará muchas cosas atrás tiradas.
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