Cuando todo el mundo lee, incluso se vanagloria de ser lector, el no leer es un privilegio ¡Y uno de los más altos, distinguidos y raros! Puesto que, como todo lo bueno, el no leer también perjudica...
Hay que andar muy sobrado para aceptar y amar lo que perjudica.
Hay que andar muy sobrado para aceptar y amar lo que perjudica.
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