¡Cuánto nos gusta castigar, buscar culpables y responsables de nuestros males, zafarnos con las piedras después de tropezar! Eh aquí el origen de esta ética que pulula, ahora que vienen tiempos de crisis, por doquier. Todos aquellos que con el sistema capitalista se veían fracasar, aplastados por la estupidez del dinero y el poder (el poderoso suele ser estúpido: le dan igual muchas cosas) esperan, ahora, su momento -¡Es la hora de la justicia social, de la igualdad, de la economia sostenible!- Exclaman. Estos orangutanes charlatanes y pasionales, que necesitan agarrarse a los demás para darse notoriedad y relevancio, ya que por sí son incapaces de levantarse del suelo ni un palmo... Escuchadlos como se amparan en los mileuristas o los injuriados para criticar a los grandes directivos empresariales. Esto es demagogia.
Ojalá, señores, hubiera un único culpable a esta Crisis... ¡Ojalá hubiera un culpable, un responsable, una entidad maligna que hubiese causado intencionadamente el caos! Entonces, de seguro, haría ya meses que se habría arregaldo la situación. Pero despertemos. Dejemos de lado este cuento para viejas, idiotas y periodistas. Interpretemos cuanto vivimos de forma más cabal, más perspectivista, más... inteligente y sensible.
Nuestra situación es profundamente compleja. Llevamos años pendientes de un hilo y jugando a malabares, pero pensando, sin embargo, que estábamos construyendo un futuro próspero sobre una base sólida y amplia.
Miremos, por ejemplo, toda esa sobreinflada y debilucha economia generada a través de subvenciones que lleva años promoviéndose con los abundantes 'excrementos' estatales (ya de España ya de Europa) ¡Cuánto daño han hecho a los mercados, al vigor, la potencia y autosuficiencia de los mercados! Y nadie dice nada -¡La culpa es de los subprimes!- Se consolan a medias los cortos de miras creyendo entender algo de lo que pasa. Pero no, no habéis ahondado bastante en la situación.
Miremos nuestros centros superiores y de formación ¡Ahí, ahí comienza precisamente a olerse la crisis! La ineficacia, la incapacidad de sacar lo mejor del material humano del país, la debilidad estructual de la educación... sólo hay que escuchar a muchos rectores universitarios, catedráticos, doctores... abruma apreciar su mediocridad ¡Será possible que estos santos varones metidos en sus aulas sean tan ilusos y bocazas! No, se llevan decenios sin cultivar de forma potente a las mejores inteligencias del país... Cuántos se han dejado desperdiciar con la imbécil excusa: es que los inteligentes son uno vagos, o unos pasotas o... ¡Vuestra ridícula educación ha convertido a los más aptos en los menos entusiasmados!
Y nuestros políticos.... esta mafia de vividores y demagogos que viven prometiendo el momento como si no hubiera mañana. Qué hay que decir... ¿Acaso no queda claro con sus actos?
Y las ONG... nadie dice nada al respecto. Estas llevan años pudriendo y contaminando la mentalidad de la gente viviendo del dolor y las miserias.
¿Queréis hacer un diagnóstico riguroso, honesto, demostrativo, científico de la crisis? Si el sistema llega a derrumbarse no será por las subprimes, sino por su debilidad estructural... por haber promocionado y potenciado la debilidad, la incompetencia (un exceso de competencia genera incompetencia, para que lo sepan los tartamudos liberales), la desídia... en todos los niveles institucionales. La crisis financiera sólo habrá sido la mecha.
Salvar a los que deben perecer no es lo mejor que se puede hacer ante las crisis. Se contemporiza el problema, pero no se cura.
Tratar esta crisis desde una óptica moral es como tratar a un enfermo del sida des de la ética y no la medicina ¡Es un cebarse con las piedras!
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