Muchas veces sucede que estando en público y ante terceras personas engañamos. Algunos hacen ver que las cosas les van mejor de lo que en realidad les van; otros, en cambio, dicen que las cosas les van peor de lo que realmente les van; y muchas veces juzgamos y defendemos en público opiniones, que en verdad, ni creemos ni mucho menos practicamos.
Estos engaños, tan inevitables, se deben a muchos motivos diversos: o porqué responden a conversaciones triviales, o simplemente, y este suele ser el motivo más general, porqué responden a la idea falsa que muchas veces nos hacemos de nosotros mismos y de cuanto nos sucede.
Así como ocurre con las personas, también resulta habitual ver las sociedades predicar lo contrario de lo que hacen las más de las veces. Esto es muy curioso. Pedir rigor, sinceridad y honestidad a una sociedad es casi como pedir al cielo que llueva cuando a nosotros nos interese ¿Por qué? Porqué las soceidades se mueven tras muchos intereses diversos, incluso, contradictorios.
En las sociedades avanzadas (y supongo que debería contar la nuestra entre ellas) existe desde hace tiempo una hipocresía brutal: todos somos iguales, o sea, tenemos los mismos derechos y oportunidades.
Y parece ser parte del juego indignarse de tanto en cuanto al denunciar que tales ideales predicados por nuestra sociedad, se violan constantemente ya por fuerza bruta ya con astucia e inteligencia.
Así estamos, viviendo en una sociedad bastante hipócrita y que, encima, encuentra cierto placer morboso en autotorturandose e indignarse por su hipocresía.
En fin, los hombres no somos más que animales...
Estos engaños, tan inevitables, se deben a muchos motivos diversos: o porqué responden a conversaciones triviales, o simplemente, y este suele ser el motivo más general, porqué responden a la idea falsa que muchas veces nos hacemos de nosotros mismos y de cuanto nos sucede.
Así como ocurre con las personas, también resulta habitual ver las sociedades predicar lo contrario de lo que hacen las más de las veces. Esto es muy curioso. Pedir rigor, sinceridad y honestidad a una sociedad es casi como pedir al cielo que llueva cuando a nosotros nos interese ¿Por qué? Porqué las soceidades se mueven tras muchos intereses diversos, incluso, contradictorios.
En las sociedades avanzadas (y supongo que debería contar la nuestra entre ellas) existe desde hace tiempo una hipocresía brutal: todos somos iguales, o sea, tenemos los mismos derechos y oportunidades.
Y parece ser parte del juego indignarse de tanto en cuanto al denunciar que tales ideales predicados por nuestra sociedad, se violan constantemente ya por fuerza bruta ya con astucia e inteligencia.
Así estamos, viviendo en una sociedad bastante hipócrita y que, encima, encuentra cierto placer morboso en autotorturandose e indignarse por su hipocresía.
En fin, los hombres no somos más que animales...
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